El tiempo pasa rápido para algunas personas, lastimosamente no para Yugi. Un año ha sido el infierno en la tierra para el oji-amatista, un año puede cambiar a la gente, así como también moldear la, ha conveniencia de otra persona.
— Estoy en casa — la voz firme y clara de Kaiba se hace presente en su hogar, varias sirvientas hacen una reverencia ante la llegada de su jefe. Él las ignora y camina lentamente hasta las escaleras.
— El señorito Yugi lo está esperándo en su habitación señor Kaiba — hablo una de las empleadas, Kaiba no dijo nada, soltó un pequeño gruñido y fue directamente hasta su cuarto, dejando a la servidumbre un poco más relajada.
— Que el cielo se apiade de ese pobre chico — comenta otra sirvienta de mayor edad, todas sabían lo que pasaría en esos momentos y eso sólo les causaba más tristeza.
En el cuarto de Kaiba se encontraba sentado, mirando hacia la ventana, un chico de 17 años y de cabellos tricolores. Sus ojos, antes inocentes se apagaron como una vela, y el brillo que antes portaba fueron sustituidos por lo gélido.
La puerta se abre bruscamente, Yugi respira profundamente, debatiendo si seguir esa vida o morir ahora.— Yugi — Kaiba camina lentamente hasta donde se encontraba su propiedad. El mencionado no se movió, su vista todavía se encontraba posada en el escenario que le brindaba el afuera.
El castaño, harto de ese comportamiento, lo tomó bruscamente de los hombros y lo atrae a su cuerpo en un forzado abrazo que no es correspondido.
— Bienvenido Kaiba — rompe el silencio el más bajo de estatura, su voz es monotona, como si su mente estuviera en otro lugar, lejos del oji-azul y este lo nota.
Molesto, el más alto toma el rostro del menor y sin más lo besa, pero Yugi no corresponde, sólo se deja utilizar, causando más el malestar de Seto quien inmediatamente lo empuja bruscamente.
— ¿Hasta cuándo seguiras comportandote de esta manera? ¿¡Hasta cuándo Yugi!? — El mayor lo toma del brazo jalando el cuerpo del menor hasta el enorme colchón que se encontraba en aquella habitación — Yo te compre, te di educación, ropa decente, comida, ¡te di todo! ¡Y TÚ SÓLO ME ALEJAS! — en este punto Kaiba estaba arriba de Yugi el cual temblaba, recordando las veces en donde su comprador perdía el control.
— Lo lamento — hablo Yugi en un intento de calmar a su agresor — Dame más tiempo... Prometo... Prometo que cambiaré — sus ojos temerosos chocaron con la mirada zafiro del CEO el cual terminó cediendo. Beso la boca del menor y está vez fue correspondido de manera nerviosa.
— Eres mío, que no se te olvide nunca — susurraba entre besos Seto quien poco a poco subía de tono sus caricias.
— Lo sé — susurro Yugi mientras se dejaba dominar. Sus ojos picaban pero ya no tenía lagrimas, el tiempo se las arrebató todas, sólo quedaba el temor y el dolor que lo seguirían por siempre.
Continuará...
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Hola, hola, hola!
Qué tal van con la cuarentena?
Yo realmente me siento en una montaña rusa de emociones y por lo tanto puede que este acá más tiempo, todo dependerá que tan mal este xdxd.
Bueno, espero que les haya gustado el capítulo, es algo oscuro pero es vital para la trama uwu.
Sin más espero que sean perdices y coman felices :'3.
Adiós ^^/.
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De libres fronteras.. A Jaula de oro
FanfictionUn par de hermanos quienes son un poco pobres ablandó económicamente se verán con la terrible visita de un joven empresario, al cual el mayor de los hermanos le debe mucho dinero... El empresario al llegar a aquel sitio y tras conocer ael mas pequeñ...