23. Instinto de Salvador

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No lo sorprendió en lo absoluto que sus padres estuvieran guardando absolutamente todo. Seguramente con la intención de que se mudaran tan lejos como fuese posible. Ya casi podía escuchar el plan de mudarse a Alaska o un país con población mágica casi nula y así los problemas sociales actuales fueran inexistentes. Toma asiento en uno de los sofás que aún están en la sala de estar, pensativo con la mirada en el techo y la boca entreabierta.

—Namjoon ve a guardar tus cosas.

— ¿Por qué huyen? —Ladea la cabeza hacia su madre—. ¿No se cansan? No tienen manada, no tienen nada en realidad... solo el pánico de ser magos grises ¿No se cansan? —Vuelve a preguntar con la vista al techo.

Solo imaginarse que tendrá que vivir así lo agota. Aislado, corriendo de un lado a otro para resguardarse. Ser un mago gris es complicado, no lo va a negar y quién sabe si eso influye en el interés de Taehyung por él. La única realidad aquí, es que huir de los problemas no va a servir de nada.

Si funcionara, habría muchos más magos grises a los que hay actualmente.

—Cariño-

—Ustedes podrían ayudar, pero solo piensan en salir corriendo. Son realmente egoístas. Nunca lo había notado hasta ahora, supongo que estarlo viviendo realmente cambiar las perspectivas.

—Deja de estar balbuceando tonterías y ve a hacer lo que tu madre te dijo que hicieras. —Reclama su padre con gran malhumor, posiblemente por tener que dejar su vida atrás. Aun así, es su decisión, así que está molesto consigo mismo muy probablemente.

Casi le hace gracia que así sea.

—No son tonterías. Es la verdad. Solo saben correr. Son magos tan fuertes y no hacen nada ni siquiera cuando pueden. Por eso hemos estado aquí metidos dieciséis años como si eso fuese a eliminar que existimos.

—Namjoon-

— ¡Yo sí estoy cansado! —replica ya de pie—. Estamos aquí dentro mientras todo el mundo se está destruyendo en sí mismo. No hacemos nada más que huir y ponernos bajo tierra como un montón de topos ciegos. Me harta.

—Así es como funciona-

—Por supuesto que no. Para ustedes funciona así. Jamás han intentado que sea diferente. Por si fuera poco, creen que yo debo ser igual que ustedes o... No sé si es que no quieren soltarme o que les sucede. —Su madre se acerca, busca su mirada.

—Ya somos diferentes. Somos magos grises. Nos escondemos o morimos por ser usados. —Ha escuchado eso desde que tiene memoria. Muerde sus labios antes de apartarla con apenas brusquedad.

— ¿Usados? ¿Es que acaso todos somos tan estúpidos para caer en eso? Me conozco, sé mis capacidades, debilidades y balances. Puedo seguir aquí sin que me maten por ser mago gris.

—Cariño eso no se puede-

— ¡Si se puede! —Insiste malhumorado—. ¡Pretender que huyendo estaremos a salvo es igual de estúpido que creer que no pasa nada! Se supone que ustedes son muy listos. Necesito que me ayuden, no que me pidan ir a recoger todo porque nos vamos a Alaska.

—En realidad nos vamos a un cayo casi desértico cercano a Australia. Seguro que allí será mejor para vivir. —festeja su madre

— ¡No me voy a ir! —acaba diciendo, sorprendiendo al par de adultos.

—Aun tienes dieciséis, tienes que-

—Tengo un Omega, por ley ya estoy emancipado y puedo hacer lo que quiera. —rebate a su padre. Estando en su tamaño original es bastante doloroso para su cuello el tener una discusión. Es solo ver hacia arriba, incluso la luz lo molesta.

Purple Raven || BOOK 4#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora