Doy otra calada al cigarro mientras que observo el cielo y las nubes blancas que lo decoran, sin pensar en nada, con la mente en total blanco hasta que de repente, imágenes de anoche se reproducen en mi mente. Frunzo el ceño e intento deshacerme de esas escenas, cuando un ruido proveniente de dentro de casa hace despistarme de mis pensamientos.
No me muevo ni me giro hacia atrás para ver qué ha pasado, me quedo en el mismo sitio haciendo lo mismo que segundos anteriores, con la vista aún en el cielo celeste.
A los segundos, escucho como la puerta corredera de la terraza se abre lentamente y después algunas pisadas que dejan de escucharse cuando llegan hacia donde estoy. Miro de reojo a mi lado y veo a Miles de espaldas agarrando una de las sillas que hay en un lado de la terraza y acercándose con ella hacia mi, sentándose a mi lado.—Hey.
–saluda.Le miro de reojo y hago un movimiento con la cabeza en forma de saludo y miro de nuevo hacia delante. Me mantengo en silencio mientras que doy otra calada y veo cómo Miles agarra el paquete de cigarros que dejé antes a un lado de la barandilla junto al mechero, y se prende uno dejándose caer hacia atrás chocando contra el respaldo de la silla.
—¿Vas a ir a tu casa?
–pregunta de repente.—No lo sé. Tendré que ir, hoy entreno y tengo que ir a por mis cosas, pero no me apetece. Lo más seguro es que Brad se haya pirado otra vez, pero igualmente, no tengo ganas.
Un silencio se forma, ninguno de los dos habla.
Solamente se escucha las caladas que damos al cigarro y el expulsar del humo después.Hoy tengo entrenamiento de kick boxing y además por la noche trabajo. Hoy tengo el día bastante completo y quiero estar todo el tiempo posible fuera de casa, no quiero intercambiar palabras con mi hermano —aunque tampoco sé si aún está en casa o se ha ido otra vez – lo que menos quiero es discutir.
—Tal vez podáis hablar las cosas bien, como adultos.
—¿Adulto Brad?
—Quizá estos meses que ha estado fuera ha madurado, quién sabe.
–dice encogiéndose de un hombro.Alzo una ceja incrédula por lo que acaba de decir.
Él sabe cómo es mi hermano, Brad puede ser cualquier cosa, menos adulto y maduro. Esas dos palabras no son para él, no conoce su significado.No me apetece seguir hablando sobre el mismo tema y darle más vueltas a lo que pasó ayer.
Tengo claro que Brad siempre va a ser así y estoy molesta aún, pero no quiero seguir con el tema y enfadarme aún más.—Miles, no me hagas reír que no me apetece. ¿Podemos cambiar de tema?
—Vale vale, cambio de tema. ¿Ésta noche trabajas?
—Si, hasta el cierre. ¿Por?
—Nada, por saberlo. Yo iré con éstos a algún lado, no sé si nos pasaremos por ahí.
No digo nada, solo asiento con la cabeza y mantengo mi mirada hacia delante, terminando el cigarro el cuál está prácticamente consumido. Me aparto el cigarro dándole la ultima calada y lo apago en el cenicero que hay a un lado del paquete de tabaco.
Miro el móvil que descansa sobre mis muslos y miro la hora: 09:45. Tengo que ir a casa –aunque no quiero– para prepararme e irme, aquí no tengo nada y no me puedo presentar en el gimnasio sin las cosas para el entreno.Resoplo y me levanto de la silla caminando hacia el interior de la casa, agarrando mi chaqueta y mis zapatos colocándome ambas cosas y agarrando las llaves de casa las cuales descansan en el mueble del televisor.
Miles me mira desde el ventanal del balcón, con el ceño fruncido y confundido; —¿Te vas?
—Si. Luego te escribo o algo.
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ONITSED
Teen FictionHay veces en la vida que crees tener una buena vida. Que crees tener todo bajo control o al menos eso intentas, pero de un momento a otro, esa luz que estaba encendida y te alumbraba todos los días... empieza a parpadear. Hasta que finalmente esa...