Ayanna

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Era casi medio día. Kion caminaba a través de fértiles valles ubicados a la salida del Reino de Oqbar. Salía de allí, perfilado como un héroe, como una celebridad, por los trabajos que había hecho para el rey. El león salía, también agradecido y satisfecho, pues daba por terminada una de sus tantas encomiendas en su largo viaje por los Reinos vecinos. Pero para ser justos, jámas pensó que tener un momento a solas podía ser tan relajante.

Sin embargo, era obvio que aquello no iba a durar mucho. Según las indicaciones dadas por Oqbar, el próximo reino estaba al menos a 3 días de distancia. Muy pocos comparados con sus travesías anteriores, pero Kion se percibía prácticamente exhausto.Aunque tuviera que cazar por su cuenta, buscar lugares cómodos para dormir y arriesgarse a no encontrar fuentes de agua, Kion encontraba aquellas labores mas cómodas que las que hacia( o las que le pedían) en los Reinos a los que visitaba.

Pero no todo era malo.Por ejemplo, en el reino anterior había profundizado su conexión espiritual. Después de haber tinturado su melena de color negro a petición de los sabios del Reino, fueron gracias al ayuno y las técnicas de concentración que Kion había logrado percibir pequeños atisbos del mundo del kiroho, el lugar donde las animas y las esencias, últimos frutos de la vida, marcaban el mundo terrenal que el conocía.Todo aquello se perfilaba como algo completamente nuevo y emocionante, algo que podía y que deseaba aprender.

El mundo era, sin duda, un lugar fascinante. Y aunque era un trabajo exhausto, el león se encontraba algo emocionado por aprender. Kion se preguntaba que otras tantas sorpresas podía traerle aquellos maravillosos reinos que visitaba, que tanto conocimiento podría acumular y llevar a su tierra.Algo lo interrumpió. No fue un tropiezo o una roca, o algun cambio en el panorama, sino sus pensamientos. ¿Cuanto tiempo había pasado desde que había dejado La Roca del Rey?El león intento recordar, que época del año había partido en busca de completar las labores de enmienda impuestas por los Grandes Ancestros.

Un año.

Había pasado un año desde que se había despedido de su familia, desde que había dejado atrás a su querida guardia.Fue inevitable pensar que tanto habría cambiado su hogar, que tanto habría cambiado su familia, o sus amigos.¿Que seria de Kiara?¿Habría perfeccionado su técnica de caza o todavía estaría detrás de Zuri?¿Que estarían haciendo sus amigos a esta hora del día?¿Durmiendo en su guarida, quizá, o laborando en los límites?Sonrió un poco, y dejo que su mente se dejara llevar por la nostalgia.

Aún con todo eso, el león había guardado un espacio para una persona especial.Una preciosa guepardo de esbelta figura y radiante sonrisa.Su bella mirada le transmitía una profunda alegría que no se sentía capaz de explicar, pero si de sentir. Habia tenido muchos sueños con ella, y de verdad la extrañaba. Kion sabia que la amaba, sabía que deseaba estar junto a ella todos los días y dedicarse enteramente a entregarle su atención, pero también sabia que aquello no podía ser.

Y eso era lo que mas lo torturaba.Sus deseos estaban en contra del ciclo de la vida, y parte de él creía que aquello estaba mal.Pero tampoco podía negar sus sentimientos.El poder estar a su lado, el tener su compañía, lo hacía feliz. Kion tenia atesorados bellos momentos junto a ella, y aunque el se repetía los errores de su comportamiento, esas mismas memorias surgían y volvían imposible la misión dejar de pensar en ella.Entonces, ocurría lo mismo de siempre.¿Que dirían sus amigos?¿Que dirían sus padres?Y mas importante aún ¿Que pensaría ella?¿Perdería su amistad solo por expresar sus sentimientos?La pesadumbre se ceñía sobre él, recordándole que algún día tendría que tomar una decisión, y que ese día estaba cerca.

En ese momento un extraño bullicio lo extrajo de sus pesares. Kion se dirigió hacia el origen del ruido, con bastante curiosidad.Una leopardo estaba acorralada en un árbol por un trío de hienas cuyos insultos y amenazas buscaban distraer a la felina.

Los viajes de Kion: Un velo del pasadoWhere stories live. Discover now