La batalla final contra Naraku termino y todo parecía volver poco a poco a la normalidad,incluso aquella chica que decían era la reencarnación de la sacerdotisa Kikyo regreso a donde pertenecía.Solo era una leyenda que poco a poco dejo de contarse...un recuerdo lejano que se fue olvidando.
*******************************************La vida de Kagome no volvió a ser la misma desde que regresó del Sengoku,se torno aún más caótica que cuando alternaba su existir entre ambas épocas.Lejos de soltar el pasado que nunca volvería a ver,se enfrascaba en búsquedas incesantes de aquél que robó su corazón, aquél que fué conocido como el Lord del Oeste.
No sabía si sus descubiertos poderes de sacerdotisa habían desaparecido al terminar su misión en el Sengoku,solo sabía que no había podido localizar ninguna energía Yōkai.Su fracaso al no lograr dar con el paradero de él o quizás de alguien que le diese información sobre él,la sumergió en una profunda depresión.Ante está situación su madre y el abuelo tomaron la decisión de enviarla a estudiar al extranjero;ella sin mucha voluntad lo acepto,pues daba igual si estuviese o no en Japón,no volvería a ver a Sesshomaru.
Un par de años después,Kagome había recuperado un poco de esa característica alegría,pero aún continuaba enamorada de aquel Yōkai de ojos ámbar.Él era y sería el amor de su vida.
Con un ánimo mejorado viajó de vuelta a Japón,si no lo tenía a él por lo menos estaría en aquellas tierras que le vieron nacer.
Su regreso fue a comienzos del invierno, ésa época era difícil para ella.Las imagenes de lo que pudo ser no dejaban de bailar en su mente,parejas enamoradas contemplando la decoración o dando un simple paseo,un anhelo de lo que le es negado a ella.
Justo una semana después de su regreso a Tokio, se encontró con un objeto que le parecía muy familiar,una par de espadas talladas en madera parecidas a Tenseiga y Tessaiga adornaban la pared del cuarto de su hermano Sōta.Kagome Sabía que aquello no era casualidad,solo alguien que las vio podía hacer una réplica como esa,estuvo esperando desde la mañana al atardecer la llegada de su hermano y justo cuando optó por salir a dar un paseo,Sōta llego.
-Parece que los chicos de ahora pasan demaciado tiempo fuera de casa- Comentó Kagome mientras veía a Sōta con una ligera sonrisa en su rostro.
-Por lo menos yo estaba en este el mismo tiempo y espacio,no importa si tardo,siempre podré volver- Contesto el chico percatandosé rápidamente que había tocado fibras sensibles en su querida hermana mayor.
-Lo siento Kagome, soy un tonto- Dijo apenado,él sabía que su hermana lo hubiera dado todo por volver al Sengoku.
-No tienes de que disculparte Sōta, mejor pasemos a la casa,este día me parece demasiado frío y no quiero que termines enfermando- Agrego con un rostro más sereno.
Cuando ambos hermanos estuvieron dentro de la casa, Kagome se dirigió a la cocina para preparar un poco de chocolate caliente,esa bebida era la favorita del abuelo y de Sōta.Nada como una taza de ese delicioso líquido para entrar en calor.
Sōta coloco los manteles individuales en el comedor y acercó una bandeja con galletas de chispas de chocolate,no cabía duda,ese chico amaba el chocolate.
Unos minutos después Kagome acercó la dulce bebida y pensó que era tiempo de hablar sobre aquellas réplicas en la habitación de Sōta.
-Eto,Sōta dónde conseguiste esas espadas???-Dijo vacilante,un eco de nerviosismo y ansiedad se notaban en su voz.
-Te refieres a las que se encuentran en mi habitación hermanita??? En esta casa no puede uno tener privacidad- Contesto el menor de los Higurashi en tono divertido.
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FanfictionSobreviviendo a una fuerte depresión por no poder regresar a la Época Sengoku,Kagome decide soltar su pasado.Logrará alcanzar la felicidad??? o acaso su existencia está privada de ella.