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- ¡Ya bájale a ese cacharro infernal! – el potente grito de la mujer, lograba oírse por sobre el estridente sonido de la música que retumbaba en el interior de la casa - ¡Vas a quedar sordo, mocoso! – advertía la dueña de casa, tomando una escoba, con la intención de hacer creíble su molestia - ¡No me obligues a callar ese aparato de un solo golpe!
- ¡Mamá! – se quejó Taehyung, hijo único de la pareja de campesinos, que intentaba penosamente imitar la compleja coreografía de su grupo favorito de música - ¡Sólo estoy bailando! ¿Qué tiene eso de malo?
- ¿Y deben enterarse los vecinos también? – ironizó su madre, yendo hacia el aparato, dejando la música casi en silencio – Ellos están a un kilómetro de distancia, y podría jurar que logran oír esa música horrible – gruñó, poniendo sus manos en jarras.
- ¡No es horrible! – rebatió el menor, ofendido – Sus letras son preciosas y hablan del amor propio y las cosas buenas de la vida.
- Yo te mostraré las cosas buenas de la vida – le soltó un coscorrón en la cabeza - ¡El trabajo! – puso la escoba en sus manos, con una mirada severa – Ahora, ponte a barrer, para que hagas algo útil.
- Mamá~ - su voz se volvió una queja infantil, acompañada de un puchero.
- Quiero la casa reluciente – advirtió, saliendo del cuarto de su hijo.
- ¿Puedo poner música al menos? – gritó la pregunta, sin oír respuesta alguna.
Taehyung se encogió de hombros, andando con pereza hasta el equipo de sonido, sin embargo, se detuvo frente a la ventana al ver una furgoneta negra, deteniéndose justo fuera de su casa. Era extraño ver ese tipo de vehículos por el sector, pues la gente prefería otro tipo de autos, más aptos para el terreno lodoso en invierno y polvoriento en verano.
Un hombre descendió del vehículo, demasiado cubierto, para los más de 28 grados que indicaba el termostato, con su celular pegado al oído y el ceño fruncido. Parecía molesto con quien le hablaba del otro lado de la línea. La curiosidad de Taehyung aumentó, al verlo mirar el aparato en su mano, como si hubiera traicionado su confianza. Le vio alzarlo, como si fuera a tomar una fotografía de si mismo, moviéndolo en distintas direcciones. Rápidamente comprendió que el hombre buscaba tener mejor señal.
Estuvo tentado a salir, preguntando si necesitaban algo de ayuda, sin embargo, al ver al hombre regresar al interior de la furgoneta, desistió. El chico, en sus diecisiete años, se quedó de pie, observando todo lo que ocurría en el exterior, olvidando momentáneamente el mandato de su madre. Parecía ser más interesante aquella oscura camioneta.
Nuevamente la puerta se abrió, pero, esta vez, bajaron dos más, junto con el anterior. Sus rostros le parecían familiares a Taehyung, aunque se dijo a sí mismo que no conocía a nadie que tuviera el dinero para andar en tan lujoso vehículo. Los dos hombres que acompañaron al primero, no llevaban gorra, ni cubrebocas. Sólo sus cabellos cubriendo casi por completo sus ojos. Los extraños miraron hacia la casa de Taehyung, quien automáticamente se ocultó, para no ser atrapado mirando por la ventana.
- ¿Hola? – gritó uno de los tipos salidos de la furgoneta. Kim se debatió entre salir y ver qué necesitaban, o ir por su madre para que les atendiera. Un nuevo vistazo lo convenció de salir él mismo a averiguar que querían, pues se le hacían realmente guapos - ¿Hola? – volvió a vociferar, un poco más alto.
- Buenos días – saludó Taehyung, saliendo hacia el jardín, con timidez. Los hombres, que desde el interior parecían mayores, no lo eran. El adolescente pudo comprobar con sus propios ojos que eran un trío de atractivos chicos, que no pasaban de los veinticinco años - ¿Puedo ayudarles en algo?
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Lost Way ~ OS [k.s.j.- k.t.h.]
FanfictionKim Taehyung es un muchacho que vive con sus padres en el campo. Por azares del destino, la banda popular del momento, tiene problemas con su GPS y terminan pidiendo indicaciones en la casa de Taehyung, quien enloquece al verlos, pues es un gran fan...