Papi - un SVU

48.Antes de la tormemta

Cuando la sacudió el sonido de alguien tocando a su puerta justo después de las once, pensó que Darrell tal vez había perdido su llave y corrió hacia la puerta, sin molestarse en ponerse una bata sobre el camisón muy delgado que llevaba. Había tenido la sensación durante las últimas horas de que algo estaba terriblemente mal e inmediatamente comenzó a hacer llamadas telefónicas. Su mamá, Olivia ... Cuando descubrió que todo estaba bien con ellos, fue cuando realmente comenzó a preocuparse. ¡Nunca tuvo este sentimiento a menos que fuera algo realmente malo y por alguna razón su mente estaba atrapada en Darrell!

Ella trató sin éxito de llamarlo varias veces. No era problema, se dijo a sí misma, sabiendo que a menudo no contestaban sus teléfonos cuando estaban en el trabajo a menos que estuviese relacionado con el trabajo. Entonces, ¿por qué esto no la tranquilizó?

Llegó a la puerta esperando abrirla y verlo allí parado, sentir sus brazos alrededor de ella cuando le dijo lo preocupada que estaba de que algo le hubiera pasado. Ella esperaba escucharlo reír suavemente; una sonrisa se dibujó en su hermoso rostro de chocolate cuando le dijo que no se preocupara y la abrazó con fuerza.

"¡Nada me impedirá volver a casa contigo!"

Él diría esto y ella se sentiría mejor; especialmente después de hacerle el amor hasta que ella estaba literalmente, demasiado cansada para moverse. Ella sabía lo que el trabajo traía consigo; ella también era policía, pero nunca antes había sabido lo que es preocuparse por otra persona a un nivel tan alto como lo hizo con él, razón por la cual se sintió tan aliviada cuando llegó a esa puerta y también abrió esas cerraduras. muchos de verdad. Pronto se mudaría con él en su desván gigante; el que ella le dijo un millón de veces era demasiado grande pero, por ahora, todo lo que podía pensar era en saltar en sus brazos. Excepto que cuando la abrió no había Darell, solo Fin y sintió un escalofrío inquietante.

"Fin ... ¿qué haces aquí tan tarde? ¿Dónde está Darrell?"

"¿Puedo entrar?" Dijo, con los ojos húmedos por las lágrimas, ¡había visto morir a un hombre esta noche! Intenté mantener presionada su herida hasta que llegó la ambulancia, pero ya era demasiado tarde. Ahora, aquí estaba él; después de ir a la morgue y tratar con IAB; él sabía lo que esto le haría a Amanda y no importaba cómo intentara prepararse antes de llamar a su puerta, nada lo preparó para el silencio sorprendido. Era como si acabara de apagarse y, de repente, allí estaba. Se quedó en silencio y entró en la sala de estar y se sentó, recogió una foto de ellos juntos y la miró durante mucho tiempo antes de volverse hacia Fin, que no se había movido desde la puerta y dijo en un susurro roto:

"Llévame con él, por favor".

En casa de Elliot, era pasada la medianoche y Olivia, incapaz de dormir, se había levantado y había entrado en la sala de estar. Su mente había comenzado a nadar de nuevo, perdiéndola en un océano de pensamientos y cuanto más trataba de ahogarlos, más persistentes se volvían hasta que finalmente se levantaba de la cama, lejos del calor del cuerpo desnudo de Elliot durmiendo tan profundamente como él siempre tuvo cuando se llenó de buen sexo; y ella salió de la habitación, ¡teniendo cuidado de cerrar la puerta aunque una bomba no lo despertaría ahora mismo! Ella se rió para sí misma y continuó por el pasillo.

Cuando llegó a la sala de estar, abrió el libro de la mesa de café, el más grande de los tres, y sacó algo de entre sus páginas.

Sentándose en el sofá y envolviéndose en el tiro de cachemir desde el costado, se frotó el vientre para calmar a su hija y también para tranquilizarse antes de mirar el sobre en su mano dirigido simplemente al 'Sargento Benson' por escrito. .

¡Debería haberme deshecho ayer! Ahora pensaba que tenía tiempo a solas. No sabía por qué había guardado la carta después de dejarle tan claro a Rafael que no la quería. Sentía que traía una mala vibra no solo a ella sino a la casa y no quería recibirla. El policía estaba muerto. Había hecho lo correcto al suicidarse en lo que a ella respectaba; ¡Todos merecían morir! Pero aún así, tenía que saber si tal vez, solo tal vez de alguna manera podría encontrarlo en sí misma para perdonar y dejar ir, por eso cuando Barba se fue y olvidó la carta, la guardó hasta que decidió qué hacer con ella y ahora En esta noche de insomnio, sabía que tenía que leerlo aunque se diera la vuelta y se arrepintiera. Y así, con manos temblorosas, abrió el sobre y retiró las dos páginas que estaban encerradas y encendió la lámpara al lado del sofá con una respiración profunda.