"No le agradas".

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Tendría que saber que mi tendencia a arruinar las cosas se haría presentes con Yuu en mi departamento y fue en el momento en que este se sentó en el sofá que mis alertas se dispararon. No pasó mucho tiempo para tenerlo frente a mí, con el ceño fruncido y la boca torcida, sosteniendo el diario de Akira, casi restregando este en mi cara.

—Bueno...

—¡¿No habíamos quedado en que no ibas a seguir leyendo?!

—¡Lo sé! Lo siento. Pero... no sé, siento que tengo que seguir leyendo.

—Ese solo es el llamado de tu curiosidad, Takashima. Suprímelo.

Bajé la mirada apenado, observando de reojo como Yuu se llevaba el diario y lo ponía -con mucha dificultad- en el tope del mueble más alto que adornaba mi departamento. Al momento de voltearse para volver hacia mí, observé con los ojos sumamente abiertos como el diario comenzaba a tambalearse hasta caer abruptamente al suelo, provocando que Yuu diera un salto en su lugar y volviera a voltearse.

—¿Qué carajos? — le escuché murmurar.

Volvió sobre sus pasos y se inclinó para coger el diario, revisando este por todos lados antes de volver a dejarlo sobre el mueble.

De seguro en ese momento perdí todo el color en mi cara pues vi como un flash la figura de Akira tomando el diario y lanzándoselo a la cara a Yuu quien se quejó por el dolor del golpe.

—¡¿Qué mierda?!

—Yuu... mejor ya no hagas eso, Akira se ve molesto.

—¿Puedes verlo?

Aquella pregunta me cayó como un balde de agua fría. Al borde del pánico volteé mis ojos hacía la figura de Akira que sólo me apuntó su diario antes de desaparecer.

—Quiere que leamos el diario.

Yuu poco a poco se dejó caer sobre el sofá, respirando agitadamente al igual que yo, casi parecía que hubiéramos corrido una maratón, pero no, eso hubiera estado mejor que ver el fantasma de un chico que me pedía insistentemente leer su diario.

Con pasos débiles caminé hacía Yuu y me senté a su lado, observando el diario que seguía en el suelo y, minutos después, me atreví a levantar.

—¿Quieres que lo leamos juntos? — fue una pregunta vacilante, tímida. La mirada de Yuu me dejaba en claro que no quería hacerlo, pero estaba asustado.

—Si digo que no, me va volver a golpear, ¿verdad? — me encogí de hombros y me quedé petrificado cuando dejó caer su cabeza sobre uno de estos. Sólo esperaba que el único que pudiera escuchar el latir desenfrenado de mi corazón fuera yo mismo.

—Entonces... seguiré por donde iba. — Murmuré, recibiendo como respuesta un gruñido de parte de Yuu, sin embargo, me dediqué a prestarle atención al escrito.

"Recuerdos felices, recuerdos felices. Veamos... ¡Ah! La primera vez que besé a Takanori. Jajaja. Siento mariposas en el estómago cada vez que recuerdo ese momento. Hablo como un anciano, no fue hace mucho.

Tenía dieciséis y mis padres habían accedido a dejarme asistir a una escuela. A la misma escuela de Takanori. Mis padres arreglaron todo para que yo siempre estuviera a su lado pues con el tiempo él había sido mi habitual compañía y quien sabía todo lo necesario para cuidarme en caso de alguna emergencia.

Fueron los mejores dos años de mi vida. Taka me cuidaba disimuladamente, me daba mi espacio para habituarme y me dejaba experimentar como jamás lo había hecho. Hice nuevos amigos, por primera vez tuve enemigos, jugué fútbol -a escondidas de mi mamá, por supuesto- y disfruté como un adolescente normal.

In memory of...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora