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Día nublado, ventoso y con un tráfico interminable como se acostumbra en la ciudad de Jefferson. Un gran día para ir al trabajo, eso diría Cristine, la cincuentona más asertiva que conozco.
Lo bueno es que ya falta poco para mi graduación y conseguir mi libertad...

Todos esos pensamientos se fugan por la alarma de mi teléfono que marcan las 5:40am, hora de levantarse. Me dirijo al baño, me despojo de mi pijama y a la ducha. Termino de bañarme, cojo mi toalla, me pongo el uniforme, me maquillo, me plancho el cabello, agarro mi cartera, las llaves de mi motocicleta y mi yogurt con cereal que alisto siempre la noche anterior.

Llego justo a tiempo para comenzar mi rutina en el WestJest una de las muchas líneas aéreas que existen en los Estados Unidos pero una de las pocas que hay en Jefferson.

A lo lejos veo a Lionetta, mi compañera de trabajo y mejor amiga desde que comencé a trabajar aquí hace unos 4 años, 6 meses y 12 días. Lo sé, parezco desesperada pero me gusta llevar la cuenta de las cosas.

—¿Mala noche?— dice Lionetta con una sonrisa pícara y una taza de café en mano, sentada en su silla giratoria, aunque yo le haría la misma pregunta por las pronunciadas bolsas debajo de sus ojos y tomando en cuenta que se quedó de turno.
—¿Por qué?— no descifro razón, motivo o circunstancia de su pregunta, ¿Tuvo que pasar algo a caso?
—Tienes yogurt en tu falda y un poco de labial en la barbilla, cariño— me dejó estupefacta con esa declaración, al parecer comencé con el pie izquierdo otra vez— Tenemos 12 minutos para arreglarnos antes de volver a ventanilla, vamos— se pone de pie y nos dirigimos al baño.
Lionetta, una mujer un poco robusta, rubia, grandes ojos avellana, sonrisa preciosa y un carisma sin igual.

Al llegar al baño, me veo al espejo y Lili tenía razón; no entiendo como es que a veces siento que estoy decente pero en realidad estoy peor que el Guasón. Me arreglo en silencio junto con Lili, aunque eso es algo normal, soy alguien de pocas palabras y ella muy parlanchina pero cuando lo requiere.

Volvemos a ventanilla y aún nos quedan 5 minutos para terminar de comer y poder charlar aunque sea un poco antes de empezar a trabajar.

—No entiendo como puedes comer eso, todos los malditos días, desde que te conozco— dice metiéndose unas uvas a su boca, sus favoritas.
—¿Y porqué no? Es rico— digo metiéndome otra cucharada de mi desayuno a la boca.
—Rica la pichula de Shawn— odio que haga referencia del sistema reproductor de nuestro supervisor, su amor imposible.

No, no es Shawn Méndez.

Los 5 minutos se pasaron volando, aunque no me quejo, era poco tiempo. Después de esa pequeña conversación no cruzamos palabra hasta la hora de almuerzo.

El almuerzo llegó de pronto y ahora nos encontrábamos Lio y yo en el comedor, con nuestros almuerzos en mano dirigiéndonos al sitio de siempre, la ventana que da hacia la zona de embarque. Adoro esa parte del aeropuerto, ¿Razón? Pues ese es mi boleto a mi ansiada libertad lejos de aquí.

— Te quiero proponer algo... — dice mi amiga en frente mío, sacándome de mis cavilaciones, antes de empezar a comer en los únicos 30 minutos que tenemos.
—Dime— al decir eso me siento y abro mi taper de comida, ella hace lo mismo.
—¿Qué piensas de... — señorita Albinson el señor Marlow la espera en su despacho. Ok, eso es algo nuevo, nunca antes me habían llamado, bueno el jefe no. ¡Ni comer deja el pelón!— exclama la rubia y la poca gente que hay en el comedor, se le quedan mirando.

Me paro y camino hacia el despacho de Marlow o como lo diría Lionetta "cabeza de rodilla", odio admitirlo pero sus apodos son de lo mejor. Casi llego, me pregunto porque hay un despacho gigante en un aeropuerto. ES COMO UN CAFÉ Y OCUPA DEMASIADO ESPACIO.

Al llegar al lugar toco la gran puerta que nos separa y escucho su voz ordenándome que entre.

— Buenas tardes ¿Me mandó a llamar señor Marlow?— es obvio que si, maldita sea, a veces me pregunto si soy o me hago, QUE PREGUNTA PARA MÁS INNECESARIA.

Él no dice nada, se limita a mirarme con un sobre en manos y extenderlo a mi dirección.

—Lo siento mucho, señorita Albinson pero así son las cosas— pronuncia con un tono que no me gusta, ese tipo de tono de voz se usan cuando son malas noticias. Agarro el sobre y reviso lo que hay en su interior. Dinero y un documento doblado, ya entendí—Gracias por todo este tiempo trabajando para nosotros...— ¿Es enserio lo que dice?— Buena suerte.

No digo nada, sólo lo observó directamente a sus ojos color caca.

Me da 1500 dólares por haber trabajado 4 malditos años en ese aeropuerto de mierda como si fuera una esclava, hasta cubrí turnos que ni siquiera debí pero por "necesidad" lo hice. ¿Y me paga esto?

— Puede sacar sus cosas al terminar su día laboral— lo sigo observando, no me muevo, sólo lo observo hasta que se intimide y tal vez considere mi despido o mi paga. Aunque sea mi paga— Si me sigue mirando así consideraré la idea de quitar 100 dólares a su paga— sonríe— Por favor, salga de aquí— obedezco.

Maldito pelón de mierda, todo lo que hice por su perra aerolínea y me paga con miseria.

Al llegar donde Lionetta no le digo nada, me limito a darle el sobre y seguir comiendo mirando a la ventana y como todos esos aviones vienen y van, ojalá estar en uno. Sólo de ida.

Mi mejor amiga está furiosa, la escucho gritar barbaridades pero no presto atención a lo que dice porque me pierdo en ese paraíso aéreo, mi libertad.

La tarde transcurre normal y cuando el reloj marca las 4pm me da a entender que Lionetta ya se debe ir, yo debo cubrir mi turno aún hasta las 12am, el último de todos los que tendré ahora en adelante.

Lionetta mientras guarda sus cosas, yo sigo pendiente en unos archivos de la computadora que tengo en frente pero no les presto atención, no me importa.

—Ah, me olvidaba... —Lili se inclina hacía mí— ¿Qué piensas de largarnos de este lugar? O sea lejos de Jefferson, algo nuevo, iniciar de nuevo, digo después de tu graduación obviamente— ese brillo en sus ojos me dice que esto ya lo planeó anticipadamente y sólo quiere respuesta, MI RESPUESTA.
—¿Algo nuevo? ¿Cómo qué?— arrugo el entrecejo.

No dice nada, abre un cajón de su escritorio, busca entre sus cosas y saca un sobre que me lo entrega, lo tomo en mis manos y lo abro.
Todo ese proceso de romper el sobre y sacar lo de su interior se vuelve en cámara lenta como si fuera una Baywatch; lo veo y no lo creo, lo veo y no lo creo, lo veo y lo creo.

—¡¿Estarás bromeando?!— estoy segura que mis ojos están lo suficientemente abiertos como para expresar mi asombro— ¡¿Nueva York?!
— El vuelo es en 3 días, tiempo justo para tu graduación, alistarnos y largarnos de aquí— dice con una gran sonrisa, enserio está loca pero las mejores personas lo están o eso diría Alicia— ¿Qué dices?

No digo nada sólo asiento con la cabeza y la abrazo, no me importa nada. Cerré mi ventanilla y nos fuimos a cenar, igual ya estoy despedida. Que chucha.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2020 ⏰

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