Luego de que la última barricada cayera ante nuestros atacantes, me llegaron nuevas noticias del sector sur, y como siempre, no eran nada alentadoras.
- Comandante Greenfield – Me informó uno de mis hombres de confianza - Perdimos al último equipo que resguardaba las ruinas, los Purificadores han comenzado a tomar posiciones alrededor de estas y nos han obligado a retroceder hasta aquí, nuestro campamento base.
- ¿Hay algo sobre Matthew?
- Nada señor, la última vez que lo vieron salió corriendo hasta la cabaña donde trabajaba, la encontramos hecha escombros, desde entonces nadie ha sabido nada de él.
- Mierda... ¿Alguna noticia de los refuerzos que solicitamos?
- Están en camino, señor, no obstante, tardaran poco más de 40 minutos, una hora a lo mucho.
- ¡No tenemos una hora! Tenemos que... - En lo que daba las instrucciones, una serie de explosiones y disparos resonaron por todo el campamento.
- ¡Señor! ¡Nos están atacando! ¡Han entrado en el campamento!
Esto es malo, recibimos transmisiones de auxilio desde todo el campamento base, los peores casos son de un grupo de infiltración de Purificadores que están tratando de llegar hasta nuestra comandancia, de hecho alguno de ellos ya están afuera, y el segundo de ellos se trata de otro equipo de choque que está eliminando a los pocos artilleros que nos quedan, tenemos que movernos.
- Este edificio ya no es seguro, tenemos que salir y enfrentarlos – Ordene a mis hombres.
- Pero... Mi comandante, morirá ahí fuera.
- Prefiero morir junto a mis hombres que escondido en un refugio como un maldito citadino.
Ante mis declaraciones, todos asintieron dándome su aprobación, ya no hay nada que hacer, nuestros refuerzos llegaran, tarde, pero lo harán, debemos debilitar a nuestros enemigos tanto como podamos para que nuestros camaradas no se encuentren con tanta resistencia.
Es cierto que probablemente muramos aquí, pero de ser así nos llevaremos a tantos Purificadores como podamos, empezando ahora.
Bajamos por las escaleras hasta llegar a las puertas principales de la comandancia, una estructura de madera cuyo segundo y tercer piso ya no existían, compruebo la munición de mi subfusil Escoria, abro las puertas de una patada y la acción no se hace esperar, dos autómatas ya estaban ahí, ocupados con algunos de mis hombres muertos en el suelo, disparo una ráfaga concentrada a uno de ellos, dificultando su visión con una lluvia de balas, uno de mis acompañantes no pierde el tiempo y le dispara con el lanzagranadas, con el escudo de energía deshabilitado cargó contra él con machete en mano, el desvía mis golpes con su propio brazo hecho de Tecnotricita con mucha facilidad, pero antes de que pudiera acabar conmigo con cuchilla retráctil me agacho y doy la señal.
- ¡Ahora!
Una vez fuera del rango de visión, mis hombres abren fuego con sus fusiles Tartamut, un fusil pesado diseñado para perforar el blindaje de los caballeros de Growlion, su eficiencia fue tal que algunos pedazos de metal salieron volando de esa hojalata, aprovechando la ocasión desenfunde mi pistola Fragmentaalmas y le di justo en su único ojo rojo, no volverá a levantarse.
Su compañero tampoco tuvo tanta suerte, uno de nuestros perros arremetió contra él y lo mantuvo entretenido mientras su brazo era inmovilizado por su mandíbula, sumado a su peso corporal, luego de darle la orden de soltarlo lo acabamos a quemarropa, y listo, autómata neutralizado.
Reconozco que combatir autómatas no es lo mismo que luchar contra Purificadores, sus habilidades de Energía suelen ser muy perjudiciales para cualquiera que no sea como ellos, debemos ser precavidos.
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El Lamento de los Héroes
Ficção CientíficaUn héroe yace tendido en el suelo a punto de exhalar su último aliento, frente a él su archienemigo saborea su victoria y se deleita con el sufrimiento de su rival. Antes de morir, nuestro héroe vera pasar su vida frente a sus ojos de principio a fi...