35 días para transformar a Saida

Prólogo

I Z A N W E L S

—¡Vamos! ¡Acéptalo, Izan! —insiste Iker. Niego con la cabeza y esquivo a un chico qué pasa corriendo cerca mío. Seguro es ese tipo de gente que siempre andan llegando tarde a clases.

Iker bufa, puedo ver por el rabillo del ojo como gesticula algo con los labios hacia Nizar pero él solo se ríe.

—No lo puedes obligar—dice Nizar a Iker.

—¡Son unos aguafiestas!

Cuando llego a mi casillero lo abro y saco algunos libros y dejo otros. Me paso mis dedos por mi cabello y lo desarreglo un poco. Suspiro y cierro el casillero.

—Es una idea... estupida—afirmo, me pongo bien mi mochila y empiezo a andar.

Mis dos amigos me siguen por atrás pero tan rápido como un rayo, Iker llega hacia mi y me pasa su brazo sobre mis hombros.

—Es la mejor idea que tuve en toda mi vida—re afirma, orgulloso—. Con esto todos pueden decir que lo puedes absolutamente todo, ¿te imaginas eso?

—Yo puedo todo—aseguro.

—Si claro, mis pelotas pueden todo—bufa Nizar.

Iker hace oído sordo a lo que dijimos y atrae más cerca de nosotros a Nizar, se pone en medio de nosotros y nos abraza de los hombros. Nos hace detener nuestro camino hacia el salón de química.

—Imagínense; Izan Wels, capitán del equipo de béisbol, uno de los más codiciados del instituto, porque el más codiciado soy yo—carraspea, orgulloso. Yo ruedo los ojos—. Bueno, el gran capitán logra todo, absolutamente todo. Se escuchará desde el pasillo como todos susurran: "quien pudiera ser él"—dice lo ultimo en un susurro.

Me suelto de su agarre y sigo caminando.

—No entiendo porque todos me verían aún más como un rey solo por eso—razono—. Mejor vayamos a la clase de química porque ya tuvimos suficiente con tus ideas locas.

—Jesús, mi amigo del alma, hazle entrar en razón para que acepte mi idea—escucho que murmura. Rio y niego con la cabeza.

—¿Quién vendría a ser la chica? —le pregunto a Iker, doy otra calada al cigarrillo y expulso el aire.

Él sonríe, complacido.

—¡Amigo, yo sabía que ibas a aceptarlo!

—No, no metas palabras que nunca dije—digo. Él rueda los ojos y se acomoda mejor en la grada.

—Saida—dice.

Lo miro confundido.

—¿Saida Weth?

—Ajá.

—No. Rotundamente no—niego repetitivas veces la cabeza.

—¡Jesús grandísimo! ¡Por favor! —suplica.

—No entiendo qué consigues con todo esto.

—Ni yo, pero tuve un sueño y me indicaba que tenía qué haces esto. Es el destino—asegura.

—Cósmico.

—Ajá, cósmico.

Dirijo mi vista hacia el campo de béisbol. No vendría mal acercarme a Saida, no me desagrada, pero sé que yo le desagrado. Él porque no lo sé. Estaría bueno acercarme a ella, no es mala idea, pero lo que tengo que hacer me hace dudar.

—¿Entonces la razón por la que me estás jodiendo las pelotas es por culpa de tu tonto sueño? —Pregunto y él afirma con la cabeza—. ¿Seguro que no te fumaste algo antes de dormir?

Iker bufa y me pega en el hombro.

—Te juro por mi amigo Jesús y por la virgencita que no me fume nada antes de dormir.

No vendría mal hacer esto, podría ser divertido. Podría llegar a hacerle cambiar la forma de la que me ve Saida.

—Saida Weth... —murmuro dando otra calada al cigarillo.

Nos quedamos un momento en silencio. Seguro que pronto toca el timbre que da a entender el fin del receso.

—Acepto.

—¿De verdad? —me mira sorprendido.

—Si.

—¡Genial! ¡Voy a suplicarle más de seguido a Jesús! —grita emocionado.

Tiro el cigarrillo cerca de mis zapatillas y lo aplasto con la suela de este.

—Idiota—bufo.

El timbre suena y me levanto como un resorte, Iker hace lo mismo.

—Entonces la idea es...—digo esperando a que complete por mi.

—La idea es que tienes 35 días para cambiarla y volverla la reina del baile de primavera a Saida Weth—dice.

Tengo 35 días para transformar a Saida.

Les dejo la forma de pronunciación de los personajes que se mencionan.
Izan: aizan
Saida: sajira     Weth: weal
Nizar: lizar       Wels: wels
Iker: íker

Comenzada el: 5 de enero de 2020