Día 73 (parte 2)

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M A R A T Ó N

Cuando llegamos a casa, todas las luces están apagadas. El silencio reina en el lugar. Prendo la luz y me doy cuenta de que pasaré la noche sola.

- ¿Te quedarás sola?- pregunta.

- Creo que sí- murmuro- Deberías irte antes de que empiece a llover.

- ¿Crees que me iré?- pregunta sarcástico- Hazte a un lado, me voy a quedar contigo hasta que alguien llegue- lo miro incrédula.

- Son más de las seis de la tarde, tú mamá te va a matar si no te vas a casa.

- Mi mamá no se preocuparía por eso. Además estoy contigo, no pasará nada malo.

Me hago a un lado para que pase. Cierro la puerta. Se queda parado esperando que le diga algo pero no sé qué hacer.

- ¿Qué se supone que haremos?- le pregunto.

- ¿Qué se supone que harías si no me hubiera quedado?

- Dormir- respondo.

- ¿Entonces quieres irte a dormir?

- Espera, espera, espera- levanto mis manos- ¿Qué traes en mente?

- ¿Por qué?- pregunta.

- ¿Crees que te dejaré dormir conmigo?- pregunto.

- No lo sé... quizá.

Lo pienso unos segundos y, no sé si resignada o feliz, acepto y subimos las escaleras. Justo cuando vamos a la mitad de camino, la luz se va y todo queda en silencio, con el sonido de la lluvia de fondo.

- Hayes- susurro- ¿Dónde estás?

- Aquí- escucho su voz.

Me quedo inmóvil y de repente siento su mano en mi brazo; él ilumina el camino con su celular.

- Esto me da miedo, así que apúrate- me susurra.

Lo tomo del brazo mientras caminamos a pasos lentos hacia mi cuarto. Cuando llegamos, cierro la puerta con seguro y me quito los tenis. Me tumbo en la cama. Me arropo con las cobijas y él se hunde en la cama a mi lado.

- Creo que es muy pequeña tu cama- murmura.

- Quizá porque duermo yo sola- le digo- Tengo que admitir que fue buena idea que te quedaras... creo que del miedo me hubiera quedado dormida en el sillón.

- No lo dudo- murmura- ¿Quieres ver la tele?

¿Escuché eso o lo imaginé?

- ¿En serio, Grier? ¿Quieres ver la televisión... sin luz?

Sólo me pasa por la cabeza. ¿Cómo demonios vamos a dormir juntos?

- ¿Cómo vamos a dormir?

- Lo mismo me preguntaba... creo que... sólo acomódate.

Me pongo de espaldas hacia él y él hacia mí; nuestros traseros chocan y es algo incómodo y vergonzoso. Mejor nos giramos y quedamos de frente. Logramos vernos a pesar de que no hay luz, pero al parecer también resulta incómodo. Nos ponemos boca arriba, pero el queda en la orilla. Suelto un suspiro frustrado y nos volvemos a acomodar, sin éxito alguno. Se pone boca abajo y yo de lado... nos volvemos a acomodar una y otra vez.

Dan las ocho de la noche y nada que dormimos.

- Creo que ha sido mala idea- le digo- Aparte, tú eres Grier, creo que tú deberías saber qué hacer en estos casos, has dormido con demasiadas chicas.

- Bueno...- balbucea-, en realidad sólo voy al grano y ellas se van... no he dormido con una chica que no sea mi mamá.

Me quedó shockeada y emocionada al mismo tiempo. Siendo sincera, me siento afortunada de ser la primera chica que se acuesta con él en el buen sentido. Aunque me decepciona un poco saber que, si todo llegara a algo más, no sería yo la primera.

Pero me gustaría ir a restregárselo a la cara a Barbara... no, mejor no: suficiente fue con el show que armó el  otro día. Ambos nos quedamos mirando el techo mientras por su mente pasa algo que yo no descubro y por la mía pasa una absurda, suicida y loca idea.

¿Qué más podría pasar?
"Arriésgate hoy, quizá mañana no tengas esa oportunidad.

- Hayes- susurro-... abrázame.

Se me hace un nudo en la garganta. Intento sostener mi dignidad antes de que él provoque que se esparsa por el suelo.

- ¿En serio?- pregunta asombrado.

- Hayes- me pongo una mano en la frente- Tengo mucho sueño como para preocuparme si vamos a dormir abrazados o no, porque si por mí fuera me voy a dormir al piso...

- Está bien- me interrumpe-, date la vuelta.

Me quedo muda ante sus palabras y una sensación rara recorre todo mi cuerpo, acompañado de una extraña felicidad. Me giro dándole la espalda y contengo la respiración cuando siento su cuerpo junto al mío. Creo que no hay ni un milímetro de separación.

Encojo un poco las piernas y me encorvo un poco para distanciarlo, pero él lo toma de otro modo porque se acerca aún más. Me abraza por la cintura y deja su mano en mi abdomen; me abraza más fuerte, como si no quisiera soltarme en ningún momento. Siento su mejilla en mi cuello y su respiración... su respiración.

- Creo que fue una buena idea quedarme. Sin duda alguna...

Pongo mi brazo encima del suyo y entrelazo mis dedos con los suyos. Mi otra mano la pongo debajo de la almohada y siento las mariposas en mi estómago. En estos momentos me siento extraña, con una sensación absurda y bonita al mismo tiempo; una sensación que solamente él produce y que yo desconocía. Hayes se acomoda y me acurruca más hacia él.

- ¿Duermes feo?- pregunta arrastrando las palabras gracias al sueño.

- ¿Por qué?- pregunto cerrando los ojos.

- Sólo intenta no tirarme al piso.

Intento no caer en sueño y memorizar todo lo que ocurre: cómo se siente dormir con él, nuestras manos entrelazadas y su cuerpo y el mío juntos, su respiración... su olor. No quiero que la noche termine.

Feliz Año Nuevo, amores ❤️. Deseo que todos sus deseos y propósitos se cumplan. Gracias por el apoyo que día a día le dan a la novela. Espero que hayan disfrutado el maratón. Las amo montones 🥺

100 días para enamorarlo ||Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora