Capitulo 22

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—Te gustarán Boyd y Érica. No estés nervios —me tranquilizó Derek en el coche, camino del puerto de Bell Harbor.

—No estoy nervioso. ¿Qué te hace pensar que estoy nervioso?

—No has dicho una palabra en toda la mañana y te sangra el labio.

Me puse la mano en la boca. De acuerdo, a lo mejor estaba un poco nervioso, pero ¿quién no lo estaría? Íbamos a navegar con dos amigos suyos de la Facultad de Medicina. Habían llegado por la mañana desde Chicago con su propio barco. Yo no distinguía estribor de babor, y ellos llevaban años navegando juntos.

¿No era motivo suficiente para estar aterrorizado? Y Érica seguía siendo

amiga de la exmujer de Derek. Me odiaría en cuanto me viera. ¿O no?

Derek me había explicado que Érica era dermatóloga. Genial. Me

criticaría la piel y me diría que debería usar un protector solar más alto.

Su marido, boyd, era patólogo forense. Supongo que, si la conversación languidecía, podía preguntarle por venenos que no dejaran rastro para cargarme a Matt.

Scott me había vestido con mi mejor conjunto marinero: pantalones

blancos por debajo de la rodilla y una playera de rayas azules y blancas. Me negué a ponerme el vistoso pañuelo rojo que intentó atarme alrededor del cuello. No quería parecer la mujer del millonario de la serie La isla de Gilligan.

Isaac preparó un picnic para todos. Llenó la cesta con una selección de

manjares clásicos y a la vez exóticos, que yo pensaba atribuirme falsamente.

Y, por supuesto, melisa, encantada de contribuir, me dio un toquecito en la cara con sal gorda, convencida de que me evitaría el mareo. Todo el mundo colaboró para embarcarme en este viaje.

Derek y yo recorrimos el muelle leyendo los nombres de cada barco.

Pasamos el Tipsy-Turvey, el Go Daddy y el Blue Velvet, así como el Breaking Wind y otro con el descarado nombre de Blow Me. Por fin llegamos al último velero de la hilera, uno con llamativas letras azules en el casco. Boatox. Ingenioso.

—¡Eh, Derek! —oí gritar a una mujer entusiasmada—. Oye, boyd, sube. Ya están aquí.

No sé qué me esperaba, pero boyd y Érica no eran como los había

imaginado. El robusto, de piel morena, tenía el pelo y corto, Érica por el contrario tenía la piel blanca, el pelo rubio y rizado y un cuerpo curvilíneo, parecía modelo de revista.

Llevaba un bañador práctico y nada sofisticado, y unos pantalones

grises de chándal enrollados en la cintura y en los tobillos. Yo pasé de

preocuparme por parecerles demasiado pueblerino a preocuparme de que me consideraran demasiado arreglado.

Saltamos a bordo y ambos recibimos sendos abrazos efusivos.

—Stiles, me alegro mucho de conocerte —dijo Érica—. Por lo que Derek

nos ha contado, está claro que eres demasiado bueno para él. Venga, instalaos para que podamos salir.

—Es un barco precioso —dije yo.

—Es enorme, pero totalmente estanco.

Supuse que eso quería decir que no podíamos hundirnos. Muy tranquilizador. No sabía qué más decir.

—Es mucho más grande de lo que esperaba.

boyd se volvió hacia Derek.

—Apuesto a que a ti nunca te ha dicho eso.

Mi Segunda Primera Vez ||Sterek UA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora