Me senté de golpe quedando encima de Gilinsky. Fruncí el ceño y luego solté una sonora carcajada, acompañada por las de mis mejores amigas.
–Estáis de coña, ¿verdad? –Dije rogando al cielo que así fuera.
–No, ojalá... –Murmuró Nash.
Noté como mis jos se aguaban. Miré a todos los chicos y estos estaban con la cabeza gacha. Me levanté y salí corriendo de la casa, dejando a todos dentro, desconcertados.
Paré de correr una vez me alejé lo suficiente de la casa, y comencé a andar con las manos metidas en mis pantalones. Iba mirando al suelo, mientras las lágrimas caían por mis mejillas, y estas eran tapadas por mis pelos. Todos estos meses junto a ellos se han ido a la mierda, ¿porqué? Ni yo misma lo sé. Simplemente, se van, se van y presiento que no van a volver.
Comencé a correr cuando supe que iba a volver a llorar, y entré rápidamente en un portal abierto. Me senté tras las escaleras y me escondí ahí, dispuesta a llorar todo lo que quería y más.
Es que... Todo lo que tenía, se iba. Me habían demostrado que no todo es la familia, que también están los amigos. Que nunca te dejarían, que siempre estarían ahí tanto en las buenas como en las malas, pero por desgracia, me equivoqué.
Se iban, se iban sin motivo, y nos dejan solas. Solas y rotas.
Mi teléfono sonó, pero lo ignoré. Escuché a alguien bajar por las escaleras, así que agarré el teléfono y contesté, para no hacer tanto ruido del debido.
–¿Quién es? –Contesté con voz quebrada. Una respiración agitada se oía al otro lado de la línea, acompañado de sorbos por la nariz.
–¿Silvia? ¡Mierda, ¿dónde estás?! –Contestó Nash, llorando. –Te estoy buscando por todas putas partes, todos están en casa preocupados... No puedes irte así, mierda. Te necesito...
Esas dos palabras hicieron que mi corazón se estujara, y mis lágrimas volvieran a salir. –Estoy en la cafetería Potty. –Mentí. –Te espero. –Colgué.
Salí del portal y comencé a correr dirección al bar. La gente se paraba a verme, ya que llevaba los ojos rojos e iba corriendo, empujando a la gente. Paré sofocada al llegar al bar, me apoyé en la pared con la cabza e intenté recuperar el aire, mientras lágrimas silenciosas recorrían mis mejillas. Una mano se posó en mi hombro, y rápidamente me giré, pensando que era un pedófilo. Reí en mi interior y me abracé a Nash, para así llorar en su hombro.
Apoyé mi espalda en la pared, y este se pegó a mí. Escondió su cara en el hueco de mi cuello y noté como mojaba mi hombro por sus lágrimas. Lo apreté más a mí y este hizo lo mismo conmigo. Acaricié su pelo y me separé de él, para mirarle a los ojos. Le quité las lágrimas, y saqué una sonrisa triste. Limpié las mías y Nash colocó sus manos en mis mejillas y juntó sus labios con los míos, haciendo de mí triste gelatina.
Suspiré en medio del beso y coloqué mis brazos al rededor de su cuello, siguiendo el beso. Lamió mi labio superior y abrí la boca, dejando que su lengua la inspeccionara, al igual que yo con la suya.
–Te amo. –Susurré. Me aparté asustada de él, con los ojos como platos, me llevé las manos a la boca y aparté la mirada. –Se me ha escapado, mierda... Esto, no.. Yo..
Nash giró mi cara y volvió a besarme. Reí y le seguí el beso, pero esta vez se separó él. –También te amo. –Murmuró antes de besarme.
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Across The Street. |Nash Grier.|
FanficEsta historia es mía, quiero decir: No acepto copias. Tal vez, si preguntáis, adaptaciones. Gracias por leer. Ese pelo castaño acompañado de esos ojos azules hacen que me pierda en un mundo, del cual no quiero salir. Siempre he estado necesitada de...