Reconstrucción

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Un año ha pasado desde la partida de Elizabeth, y a pesar de que el dolor continúa se aprende a vivir con el.

Oliver y Demian viajan juntos en el auto hacia la casa de los demás. Ellos viajarán juntos a ver a Elizabeth.

El cielo grisáceo refleja las emociones que sienten en ese momento. Callados durante el recorrido llegan al lugar destinado.
Bajan de automóvil y se dirigen hacia la lápida adornada con un par de ramilletes de flores blancas. Tal parece que su familia vino más temprano.

Demian se arrodilla a un costado de ella y acaricia el nombre de su amada.

— Hola, vine a verte otra vez— dice en un susurro.—Los chicos vinieron conmigo, también quieren saludar.

Y los chicos se acercaron, haciendo lo mismo que él. Arrodillados frente a la lápida; colocan las flores que trajeron consigo.

— Ha pasado un tiempo, enana.— saludo cabizbajo un triste Oliver al pie de la tumba de su mejor amiga— hace poco me enfermé y estos desconsiderados chicos me cuidaron. Supongo que fue porque no estabas ahí para regañarme, y prohibirme comer cualquier cosa.

Su gesto reflejaba un sonrisa amarga al recordar aquella veces en las que ella lo cuidaba como a un bebé.
Elizabeth cuidaba de ellos como su familia, era amable y considerada con ellos. Así que la huella que había dejado en esos cinco chicos era enorme.
Su ausencia era notoria al pasar de los días, las rutinas que habían creado con el pasar de los tiempos las tenían que eliminar o volver a hacer pero sin ella.

Los cinco chicos terminaron de despedirse, en su camino a la salida se toparon con dos persona que se dirigían donde Elizabeth.
La curiosidad terminó por ganarle y su mirada se volvió hacia ellos. Un chico y una chica colocaban un ramo con flores color azul con rosa.
Demian no los conocía, así que se preguntaba quienes eran aquellas personas.

La mirada de ellos finalmente se posaron en los cinco chicos que estaban viéndolos desde la salida.
Al cruzar miradas y tratar de confirmar algo en ello, decidieron caminar hacia ellos y preguntar su gran duda.

— ¿De dónde conocen a Elizabeth?— terminó por preguntar Marcos al darse cuenta del silencio que se había creado ante aquella situación.

— Estubimos juntos en la academia y durante algunos proyectos.— contestó la chica.— Mi nombre es Diana, y él es Antoni. Los dos estudiamos juntos con ella.

— ¡Oh! Mucho gusto, yo soy Marcos— se presentó mientras les tendía la mano en un gesto para saludarlos.

— Yo soy Henry, y él es Thiago— saludaron e hicieron el mismo gesto de Marcos.

— Oliver— les tendió la mano y les dio una pequeña sonrisa.

— Yo soy Demian, era el prometido de Elizabeth— dijo presentándose con una sonrisa melancólica

— ¡Oh! Entonces tú eras la persona con la que se iba a casar, realmente es un gusto conocerte. Recibimos la invitación y nos habíamos preguntado cómo eras.— dijo Antoni hablando por primera vez desde que llegó.

— ¡Ah! ¿En serio?— pregunto realmente curioso Oliver. No habían conocido amigos de Elizabeth de sus años de estudio, sólo a los de su circulo de trabajo y algunos otros.

— Por supuesto, nos preguntábamos quién era la persona que le había robado el corazón a la pequeña beth. — contestó esta vez Diana, sonriendo ante un recuerdo fugaz— estábamos muy sorprendidos, sobre todo porque un día llegó furiosa al dormitorio diciendo que nunca se iba a casar; así que, nos preguntamos quién la había hecho cambiar de opinión.

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