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N/A: Algunos diálogos de Giorno estarán escrito mal a propósito para emular que esta hablando algo mal el italiano.

Otro día mas de trabajo había pasado, al llegar se encontró con tres niños jugando en la sala. Narancia, Giorno quien extrañamente tenia el cabello teñido de rubio y una niña de cabello rosa, su parecido con Doppio era un tanto notable. 

Doppio y ella se marcharon, "Trish" así es como el pelirosa dijo que ella se llamaba. En la cocina había una gran Tarta Mimosa, se notaba que se le había puesto mucho empeño.

- Giorno, toma un pedazo. —Extendió sus brazos con un pedazo de Tarta en un plato— Déselo a tu mamá cuando venga por ti.

- Mucha gracia, ¿Puedo esperar en el patio?

- Claro, ve. 

Una vez que el rubio artificial se fue, Abbacchio y Narancia fueron a la sala de estar, el retrato de Lia, que colgaba de la pared, era realmente hermoso, dejaba ver sus hermosos ojos violetas y una gran sonrisa. 

- Mamá, se que no estas aquí —Empezó a hablar— Pero se estas cuidándome, hice esto para ti...aunque no puedes comerlo...pero tío y yo lo comeremos por ti, espero que te guste...Oh, ¡Espera!— el azabache salio corriendo, Abbacchio no entendía el motivo hasta que escucho sus pasos de regreso, en sus manos tenía un gran ramo de margaritas rosas.— Giorno las trajo, me dijo que podía regalártelas, las pondré junto a ti.

La escena era adorable, demasiado. Leone sentía que podría vomitar de tanta azúcar (En el buen sentido).

- Fuste una buena madre hermana.  —Agrego— No te preocupes, Narancia estará bien.

Aun cuando le faltaba un pedazo, la tarta era demasiado grande; comerla al final era un poco tedioso, pero ya habían empezado. Narancia quedo harto de tanto comer, esto causo que le diera un sueño inmenso, por lo que no tardo en subir a su habitación para dormir.

Cuando el mayor se disponía a limpiar la cocina, se todo con la silueta del pequeño rubio, sentado en el columpio del patio. Abrió la puerta y se dirigió hacia él.

El infante jugueteaba con sus rubios cabellos eran y tan suaves como las plumas de un pollito, mientras que el tono de sus ojos eran parecidos al color azul de la flor Nomeolvides, esa ultima comparación es extrañamente irónica.

- Sigues aquí, ya es muy noche. 

- Lo sé.— Dijo con sequedad.

- ¿Tu mamá no piensa venir?

El menor lo miro a los ojos, sus ojos celestes no demostraban algún sentimiento en particular— No lo sé —Dijo.

El mayor miro hacia otro lado indiferente, le tomo unos segundos, chasqueo la lengua con fastidio.

- Entra, te quedaras esta noche.

-El pastel.

- Agh, dámelo. Lo guardare en el refrigerador, se lo darás después.

- No sera especial. —Le entrego el plato.

- Es tu mamá, seguro lo apreciara de todas maneras.- Dijo mientras metía el trozo de tarta en la nevera. 

El albino guiaba al menor por las escaleras.

- ¿Por que eres rubio ahora?

- Mamá dijo que un nuevo inicio era.

- Creo que entendí lo que quisiste decir —Dijo alzando una ceja— Narancia esta dormido, pero en su cuarto hay una cama extra que puedes usar, o tal vez podías quedarte en la habitación de invitados.

- ¿Por que dos camas?

- Desde pequeña, Lia siempre menciono querer tener dos hijos.

- ¿Y la de invitados?

- Por si algún día quería quedarme en su casa.

- ¿Alguna vez lo hiciste?.

- Haces demasiadas preguntas, solo entra y duerme, ten cuidado de no hacer mucho ruido.- Se dio media vuelta en dirección a su habitación, paro en seco por un memento- ¿De donde sacaste las flores?

- Eran para mamá, pero de todas formas no le hubieran gustado. Seguro que la mamá de Narancia las aprecio mejor sin siquiera estar viva.

Ese sentimiento extraño lo lleno, sentía que no tenia que preocuparse por alguien al que ni siquiera consideraba familia. Se limito a decirle buenas noches y proseguir a su cuarto.

Y sin darse cuenta, la estadía del rubio en la casa se volvió casi permanente. A Leone no le agradaba la situación, pero no podía evitar sentir algo de pena; la madre de Giorno no se había molestado ni en asegurarse de el niño de verdad se estuviera quedando con ellos. Ademas de que el pequeño Ghirga, parecía especialmente feliz de tenerlo en casa.

Por otro lado estaba Trish. El hombre solo la veía en la noche al llegar a casa, no se molestaba en preguntar nada sobre la pequeña, le daba bastante igual. Trish, al igual que Giorno, tiene 9 años, su cabello es rosa como el betún de fresa, acompañada de sus ojos verde kiwi; era muy tranquila y parecía que se llevaba bien con Narancia y Giorno.

En los siguientes días, el bibliotecario consiguió un empleado que lo ayudara en la biblioteca, para tener mas tiempo con su sobrino; Un hombre llamado Risotto, quien tenia un estilo peculiar al igual que Abbacchio. Era perfecto para el trabajo.

 Tres niños en la vida de Leone parecía suficiente para él, pero las cosas no durarían más tiempo así. 

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Solo quiero estar contigo [Bruabba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora