Capítulo 7

279 22 5
                                    

A pesar de la hora el centro de la ciudad se iluminaba con los faroles en las calles. Algunos carruajes aún transitaban por las carreteras, ese lugar no dormía aún.

Entre risas un grupo de soldados entraba a uno de los bares más famosos, conocido por su exquisita cerveza y tan agradable atención. No había quien no se la pasara bien, pues desde honrados trabajadores hasta los borrachos del pueblo convivían en armonía. Era un sitio perfecto.

Los soldados ocuparon una mesa cercana a la entrada, entre ellos se sentaba Jean Kirsten. No llevaba más de un año en el puesto, pero sobresalía de entre el resto, no tenía temor por defender a su pueblo y su espíritu de liderazgo motivaba a todos sus compañeros.

–Pidan la cerveza que les plazca, esta noche invito.– Habló con entuciasmo Kirstein quien luego llamó a una mesera que tomara su orden.

A su servicio llegó una dulce chica que con una muy pequeña sonrisa los recibió. Era amable, no habría quien sospechara que tras ese traje se encontraba Levi Ackerman.

–Es linda ¿No crees?– Habló Marco en voz baja, no sólo le avergonzaba hacer ese tipo de comentarios, sino que solo quería ser escuchado por Jean. –Además me recuerda a la chica de limpieza.

–Puede ser.– Respondió a la vez que buscaba a la mesera por el sitio, quería detallar mejor su rostro y poder encontrar alguna similitud. –Da igual.– Dijo al no encontrarla. –No hay nadie como Mikasa.

Mantuvo silencio, no dejaba de buscarla, pero esta vez con disimulo evitando que Marco notara esto.

–Voy al baño.– Avisó Jean al mismo tiempo que se levantaba de la mesa para dirigirse a dicho lugar. Pronto se perdió entre la multitud de personas que el local recibía. Caminaba con rapidez, cuando fue detenido de forma repentina.

–¿Podrías ayudarme?– Pidió la mesera que los atendía. El más alto volteó, por unos segundos se dedicó a observar su rostro y comprarlo con el de la mujer que amaba.

–¿Qué necesitas?

–Mi compañero no ha llegado hoy, necesito cargar ese barril hasta afuera.– Señaló el objeto, era pesado para una dama y Jean lo comprendía, de inmediato aceptó.

Kirstein se acercó y alzó el barril, esto lo hizo sacar un suspiro. Siguió a la mesera por donde lo guiaba mientras se esforzaba por imaginar su rostro. Quizás Marco no estaba del todo mal, la forma de su nariz, el color de su cabello y su piel le daban una lejana imagen de Mikasa.

Levi lo llevó hasta la salida trasera, la iluminación en esa zona era escasa, ni una sola farola. Jean dejó el barril en el suelo al lado de la puerta, estiró luego sus brazos agradeciendo que ya no cargaba nada.

–Aún no, debo llevarlo al carruaje, deben entregarlo en la mañana.

–Dame unos segundos, necesito descansar.– Recostó su cuerpo al muro del local y alzó su vista hacia el cielo.

El pelinegro se mantuvo observando al contrario, mantenía una mirada tranquila y una sonrisa que le diera confianza, incluso sus gestos eran maquillados, como si se tratara de otra persona distinta a Levi Ackerman. Debía ser gentil, agradable para quien tratara con su personaje.

Pronto volvieron a caminar hasta llegar a dicho carruaje. Nadie estaba en él, los caballos esperaban a que alguien los encaminara. Jean dio un último suspiro y acomodó en sus brazos el pesado barril, debía subirlo a la parte trasera e implicaría un esfuerzo extra.

Al lograrlo apoyó sus manos en la cintura y miró su azaña, aunque le molestaba que este estuviera tan cerca a la orilla.

–Terminamos, solo déjame acomodarlo, aquí podría caerse en el camino.– Ofreció un favor más a pesar de haber hecho todo lo que le había pedido. Empujó el barril lo suficiente para él poder subir a la carreta y estando ahí llevó la cuba hasta el fondo donde le aseguraría un viaje sin ningún tipo de inconveniente.

–Espera.– Habló Levi antes de que el contrario hiciera otro movimiento.

Entró al carruaje con él y se acercó a este. No necesitó más de dos segundos para tomar el cuchillo que ocultaba.  Jean no tuvo oportunidad de percatarse de esto. Le cubrió la boca con su mano al más alto, ejerció fuerza y su siguiente acción fue clavar el arma en su abdomen.

Jean quiso gritar, su cuerpo debilitado le impidió luchar, había sido atacado por sorpresa, no estaba en condiciones para contraatacar. Levi extrajo el cuchillo de su cuerpo permitiendo que su herida sangrara con libertad. Tomó una soga que se encontraba en el carruaje y amarró sus manos al barril, no escaparía de esa forma.

El pelinegro guardó el arma y bajó del vehículo. Tomó lugar en la zona de cochero, jaló del ataje y los caballos empezaron a moverse, fue rápido en partir. Al principio escuchaba quejidos, pero conforme avanzaba estos cesaron. Entonces supo que su víctima había muerto, pero no era esta la primera vez que le arrebata la vida a un inocente, Levi Ackerman era un asesino.

Captive | Levi ˣ ErenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora