Una mentira te lleva a otra

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Aquella fiesta iba a ser como todas las demás a las que está acostumbrado a acudir. Millonarios, alcohol, música, y por qué no algún chico con el cual pasar el rato.

Si bien Doyoung no escondía su sexualidad ni tampoco le importaba quien lo veía bien o no, siempre y en verdad es siempre que tenía a muchas mujeres encima con la esperanza de "quitarle" lo gay y pasar un buen rato o tener la suerte de quedarse con él y su fortuna.

Realmente a él jamás le ha interesado una mujer, en toda su vida. En cuanto el despertar sexual llegó para Doyoung, le fue claro que las vaginas y los pechos no eran lo suyo, y aunque era algo que ya se había encargado de decir demasiado, al parecer no era lo suficiente para que las mujeres dejaran de intentarlo.

Millonario y si le agregamos a eso que realmente era un tipo atractivo además de no pasar de los 30, prodigio en la medicina y especializado en cirugía plástica, definitivamente era un gran partido. La cosa es que él no quería, quiere ni querrá algo serio con nadie. ¿Por qué? Fácil. Una vida sin compromisos ni restricciones es perfecta para él. Para nada tiene que ver con el hecho de que cuando joven, se enamoró de un chico a quien incluso iba a proponérsele, pero cuando iba a hacerlo, llegó el novio del chico, además que jamás supo de la existencia del pobre joven Kim y poco después se le presentó la oportunidad de ir a una mejor universidad por lo que no lo volvió a ver. Aunque obviamente no tiene nada que ver eso. Para nada.

— ¡Auch!— lo sacó de sus pensamientos el chocar con un pequeño cuerpo.

— ¡Puedes fi— no salió más de su boca al ver esos ojos y esos labios frente a él.

— Lo siento...— dijo apenado el chico.

Doyoung se había aturdido un poco y no precisamente por el choque. —No, no te disculpes, fue mi culpa. Espero no haberte hecho daño. — No quitaba la vista de ese chico. Simplemente no podía.

— Creo que ambos íbamos algo distraídos— y lo vio sonreír. —Soy Kim Jungwoo— Extendió su mano. Sip, definitivamente será una larga velada.

— Kim Doyoung. — Correspondió tomando la mano que le era ofrecida.

Pasaron la noche juntos, y no de la forma en que el cirujano Kim Doyoung acostumbraba, sino más bien, conversando, de cosas sin importancia en realidad. Pero, ¿por qué el doctor Kim perdería su tiempo hablando con alguien? Simple, en este momento, el no cree estar perdiendo el tiempo. Sí, hubo algunos besos y manos en lugares donde la luz no da, pero nada más.

Realmente se les pasó volando la noche, Doyoung incluso cree que jamás había hablado tanto en su vida y lo más sorprendente de todo es que está muy bien con ello.

— Realmente tus ojos son hermosos, aunque van perfecto con todo lo demás. — y ahí están sus estúpidas frases de siempre, con las que llevaba a la cama a sus conquistas de una noche.

—No. No diga esa clase de cosas. — respondió con falso enojo el chico frente a él, sin poder ocultar sus mejillas de un rojo suave.

— Yo acostumbro a ser honesto. No miento. — sonreía como estúpido, ah, claro, lo es. Lo de estúpido, lo de mentiroso... jamás en la vida.

El chico realmente estaba sonrojado, reía mucho. Doyoung estaba según él, siendo más sincero que nunca en su vida, incluso cuando le dijo al chico que yo jamás llamo a una persona con apodos cariñosos si no somos algo, porque le quita el verdadero significado a esas palabras, el decirlo tan ligeramente. A lo que el chico coincidió totalmente, ahí Doyoung supo que había ganados puntos a su favor. Todo iba más que perfecto. Lástima que hoy no sería el día de suerte de nuestro querido doctor Kim.

Un esposo de mentiras [DoTen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora