Una narración sobre un abanico (y poco más).

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     ¿Cuánto más durará esto? Hay demasiada gente y yo estoy al borde de una ataque de ansiedad, o tal vez tengo calor. Debo de respirar y tomar agua, tal vez eso logre apaciguar mis tonterías, solo tengo que ir a la cocina, tomar un vaso, servir agua y regresar al sillón. Debo de pararme, luego atravesar y... No pienses, no pienses, házlo, no es tan difícil, ya lo has logrado con visitas en casa, en casa con extraños y en la escuela, puedes hacerlo hacerlo en una comida familiar, dónde apenas sabes de la existencia de la mitad. Solo es un vaso de agua, ¡Mierda! A todo mundo le da sed, ¿Cuál es mi pito problema?

     Finalmente logré tomar agua, llegue bien a la cocina mientras los demás seguían comiendo pastel y platicando. Todo estuvo bien, hasta que el calor regreso, respirar se volvía complicado, las lágrimas estaban listas para salir de mis lagrimales, me comenzaba a irritar las manos de tanto frotarlas, además de que traía un par de uñas largas y estaban a nada de generarme una leve herida.

—¿Te encuentras bien?
—Sí —sabía que estaba de la verga, tenía un pinche ataque de pánico, estaban a nada de salirme las malditas lágrimas, además de que ya estaba temblando como calaca, pero no quería molestar a nadie, ni pedir ayuda, lo único que harían era decir que me tranquilizara y llamarían a más personas. Nunca he entendido la lógica tras eso, es obvio que trato de tranquilizarme y no puedo, encima, traes me traes más gente, provocándome más miedo, ansiedad o lo que sea que me dé, haciendo de una situación de tres minutos, en una evento de más tiempo.

     Detesto esa lógica tan blanco o negro, arriba o abajo, sí o no. No entiendo,¿Por qué tan plano todo? ¿No pueden ver más allá de su nariz?

     Un vaso más de agua. No hay. Genial, hay que ir al comedor. Respira, mantén 6 segundo, suelta, relaja los hombros. Mucho mejor. ¡Vamos por el vaso! Ya no es tan difícil.

     Después de tomar tres veces agua de horchata y servirme un vaso más, logré llegar hasta el sofá, estaba tibio tirándole a frío, sinceramente lo esperaba helado, sentí que pase una hora intentando tomar agua. Sin embargo, pasado es pasado, ahora podía inundarme en mis pensamientos. No tarde mucho, rápidamente salió a flote una situación imaginaria y lo LGBT+ (lo "J" pa' las amistades).

     ¿Qué pasaría si alguien saliera del clóset en este momento? ¿Qué haría yo o los demás? Aquí no hay nadie abiertamente LGBT+, por lo que esa persona tardo demasiado tiempo en reunir valor para decir "Hey, hola, soy LGBT+", sin familiares aliados (suponiendo que nadie sabe). Hay un abanico de posibilidades....

     Abanico, ¿Abanico? ¿Por qué abanico? ¿De dónde? ¿Cómo puedo tener tanta ceguera?

     Incluso un abanico tiene un abanico de posibilidades para ser un abanico. Al derecho y al revés, en la playa, en condesa o bailarina, abierto al revés o normal, de madera o de tela, heredado o comprado. Y aún así son adorno de pastel.

     Tan solo mi abanico de Cancún, abrieto normal de un lado es uno y del otro, otro. Si lo abro no normal, veo que no está totalmente pintado de un lado, y del otro sí, pero en ninguno se ven las flores, ni los delfines que adornan el abanico. Ninguna flor es igual porque son pintadas a mano. Puede ser elegante, de adorno en la pared, como accesorio en playa o en cena , parte de un vestido, de corona, de collar, similar a gorguera, para tapar el sol, quitar el calor o alejar el olor.

     Sentí me limitaba por mi propio pensamiento, no solo un abanico tiene abanico, la forma en la que vemos también, puedes solo ver sin observar, observar sin ver, ver y observar, ver el color, el olor y el sabor (sin necesidad de cinestecia). Pero sí no vemos, puedes no ver algunos colores o no ver ciertos tonos, pero estás viendo algo que no todos ven, percibir el mundo de otra manera, ahora sí de verdad no sé ve, bueno, hay más sentidos y se pueden llevar a más y ese más a más. Ojalá alguien viera tanto como yo en éste lugar. Otra vez viendo poco, parece que no aprendo. Falta más abanico por ver.

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