Milagro y tragedia para el príncipe...

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Una vieja tetera se miraba sentada en un sofá cálido cerca de la chimenea que avivaba el calor dentro de la pequeña casa, la nieve era testigo de lo que ocurría dentro de la casa ajena y es que dos pequeñas tazas jugaban cerca de su abuelo pero al estar cansadas de correr de aquí a allá, estás se sentaron cerca de donde se encontraba la vieja tetera, a uno de los dos le llegó la increíble idea de pedirle a su abuelo una historia para aquella cálida noche.

- Abuelito, ¿nos contarias un cuento, por favor? - preguntaba la animada taza de color azul.

- Oh, porsupuesto mis niños - el abuelo se levanto del asiento en el que se encontraba y se acercó a un librero que revosaba de libros con historias alucinantes - Díganme, ¿Qué cuento les gustaría escuchar pequeños? - pregunto a los pequeños.

- ¡Si, un cuento! - exclamó de felicidad la tácita roja - A Mugman y a mí nos gustaría escuchar la del principe en la torre, abuelo - Hablo con emoción Cuphead.

- Bien, entonces esa historia será - el abuelo tomo el libro que sus nietos aclamaban por qué lo leyera y se dirigió hacia su sofá - Bien chicos, tomen asiento por qué el cuento va a comenzar y estén atentos ya que está historia es real... - dijo con ánimo la tetera a sus nietos que se acercaban sin pensarlo a su abuelo, atentos escucharon el relató que su abuelo comenzó a contar.

Había una vez en un reino muy muy lejano, un rey y una reina gobernaban Inkwell Island 1, dónde las personas vivían felices y contentas por como sus reyes los trataban y es que aquellos reyes eran muy amables con sus súbditos, ganándose el respeto de todos y el amor de muchos.
Para los reyes era un sueño el poder tener un heredero que llevara las riendas de su reino cuando ellos ya no estuvieran y para la suerte de ellos, un maravilla ocurrió y es que la reina quedó embarazada, el pueblo completo se regocijaba en alegría por la noticia de que un príncipe llegaría al mundo.

Al pasar de los meses la reina planeaba todo para la llegada de su bebé, pero una tragedia ocurrió mientras todo aquello era planeado.

El pequeño príncipe nació dos meses antes de lo esperado y fue una conmoción total para los reyes, la reina ya estaba en labor de parto y el rey a su lado, dándole fuerzas a su amada esposa que sollozaba de dolor.

El tan esperado miembro de la familia real ya había nacido y se encontraba entre los brazos de la reina pero en cuanto lo miro se le rompió el corazón a ambos padres.
El pequeño se miraba que luchaba por respirar, los padres podían ver el dolor que atormentaba a su único hijo. El mejor doctor de Inkwell le quitó de sus brazos al pequeño príncipe, el revisaría la causa del estado del bebé pero nada coincidía con su estado, el pequeño no tenía ninguna infección, enfermedad, era muy extraño para el doctor ver ese comportamiento en el pequeño que hace minutos nació.

No quedaba más que decir a los padres que se fueran despidiendo del pequeño que no se quedaría por más de 3 días.por el estado en el que se encontraba.

Los reyes no estaban contentos por la noticia de su recién nacido, ellos buscarían la forma de que su hijo sobreviviera a su estado actual aún que hay veces que la fe se pierde. Nadie podía hacer nada por los reyes, ningún doctor, ninguna bruja blanca, ni siquiera el genio de la lámpara en Inkwell Island 2, para ellos todo estaba perdido, su pequeño partiría ese mismo día al atardecer y no podían hacer nada... Hasta que le rogaron por piedad al Dios que mandaba en el cielo, lloraban por que tuviera piedad por su pequeño retoño, gritaban por ayuda al cielo para que los ayudarán en su agonía, esperaban la misericordia de ese Dios en el que creían y aquella ayuda fue escuchada.

Dos jóvenes ángeles que observaban con atención la tierra de los mortales escucharon la clemencia que pedían a gritos los dos reyes en agonía, sorprendidos por los llantos dirigidos al cielo, fueron en su ayuda.

Que importa lo que digan de nosotros [Devildice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora