No era nada raro para Osomatsu darle abiertas demostraciones de afecto a Karamatsu, no importaba el lugar o la hora, siempre, siempre tenía que mostrarle al menor cuanto lo amaba. Algunas veces lo hacía para bromear y burlarse un poco de las reacciones sobre exageradas de Nakamura, pero otras realmente le salían del pecho, era ese tipo de afecto que se siente, que es tan palpable y que irremediablemente termina envolviendote en una acogedora bruma de cariño y protección.
Pero era inevitable, para Osomatsu su adorable Karamachu merecía ser apapachado con todo el amor del mundo, merecía que todos lo observaran brillar, con esa amabilidad, dulzura y belleza que caracterizaba al de ojos azules. Karamatsu merecía que el mundo entero se postrara a sus pies, que conocieran a esa maravillosa persona que era el bello florista y que lo adoraran por el simple hecho de existir. Porque eso era lo que Osomatsu sentía por su novio, más allá del incondicional amor y amistad, la adoración con la que a veces miraba a Karamatsu era incuestionable.
Había días en los cuales ni siquiera podía concentrarse en su trabajo, admirando como bobo enamorado las fotografías de Karamatsu en su teléfono, mirando esos hermosos ojos azules que tanto adoraba y veneraba, esa sonrisa amorosa que solo estaba dedicada para él y sobre todo el amor tan puro que solo un ángel como Nakamura podía poseer y brindar. Osomatsu siempre se había considerado un hombre bastante afortudado, pero solo ahora admitía que todo ese tiempo había estado equivocado. Afortunado era realmente en aquellos momentos en los cuales podía tener a Karamatsu entre sus brazos.
—Pareces retrasado mental mirando esa foto en tu teléfono... Quiero decir, si ya de por sí eres medio estúpido con esas caras de descerebrado ahora luces como un simio sin cerebro en toda la extensión de la palabra. —Akumatsu, siempre tan considerado, lo sacó de sus pensamientos para pedirle de la manera más amable que volviera al trabajo. —Ni creas que porque sigues en tu ridículamente marica luna de miel voy a seguir haciendo el trabajo por ti en la librería.
—Yo no te pedí que lo hicieras. —Apuntó Matsuno con una enorme sonrisa de satisfacción al ver el sonrojo en el rostro de su amigo, quien por todos los medios trataba de ocultarlo mientras le enseñaba el dedo medio. —Akumatsu...
—¡¿Qué chingados quieres pendejo?! —El de negro seguía sin voltearse pero Osomatsu sabía que lo estaba escuchando atentamente.
—Gracias. —Ambos se quedaron quietos por unos instantes, como si estuvieran analizando aquella simple pero significativa palabra. Entonces Matsuno prosiguió: —Realmente te debo demasiado y creo que nunca voy a poder pagarte por todo lo que has hecho por mi y por todo en lo que me has apoyado...
—Ok, ok, ya cierra la puta boca que ya entendí tu punto. —Contra todo pronostico, Akumatsu volteó el rostro para encarar al de rojo, todavía con aquel delatador sonrojo avergonzado en el rostro. —Escucha, pedazo de imbecil mononeuronal, porque solo pienso decirlo una sola jodida vez.
Osomatsu asintió con una extraña mezcla de emoción y miedo, conociendo a Akumatsu como él lo conocía, cualquier cosa podía salir de esa boca que solo se dedicaba a maldecir a diestra y siniestra.
—Yo realmente, realmente te considero un amigo... —Una pausa para que el de negro intentara calmar un poco sus nervios. Aku prosiguió: —De hecho creo que eres el único estupido que conozco al que puedo llamar realmente amigo, si te he ayudado tanto hasta ahora es porque eso es lo que hacen los amigos, porque aunque tú no lo creas yo voy a estar aquí para lo que necesites, así sea para esconder un maldito cadáver o robar todo un banco y... ¡¿Ahora por que carajos estas llorando maldito marica?!
Y es que era verdad, Osomatsu no pudo evitar que unas pequeñas lágrimas de emoción brotaran de sus rubíes. Las palabras de Akumatsu realmente le habían llegado, y aunque estaba completamente seguro que varios meses atrás se hubiera burlado amigablemente de las palabras del de negro, ahora viviendo al lado de Karamatsu y contagiandose de su tierna forma de ser, no podía evitar volverse más sensible. Akumatsu comenzó a insultarlo sin saber que hacer pero entonces Matsuno volvío a hablar, deteniendo en el acto al de negro.
—Creo que es lo más hermoso que me has dicho desde que nos conocemos. —Apuntó el de rojo, tallando sus ojos con algo de torpeza. —Y mira que nos conocemos desde hace años, eres una maldita roca pero en el fondo si tienes sentimientos.
—Te juro que si le dices a alguien... —Amenazó el mayor sin muchas ganas, reprimiendo una pequeña sonrisa.
—Definitivamente vas a ser el padrino en nuestra boda. —Y cuando Osomatsu utilizaba ese tono de deterninación, Akumatsu sabía que no había manera de zafarse.
Tampoco es que tuviera ganas de hacerlo puesto que, muy en el fondo, iba a matar a Osomatsu si no lo invitaba a la boda como su padrino...
—Empiezo a sentir un poco de pena por Nakamura, mira que condenarse de esa horrible manera a permanecer a tu lado por toda la eternidad. —Akumatsu fingió temblar del miedo y del asco hacieno reir a Osomatsu. —Estoy seguro que ni en el infierno hay torturas tan horripilantes.
—Pues te jodiste porque tú tambien ya eres parte de esta pequeña familia.
Ah... Osomatsu realmente adoraba a Karamatsu por miles y miles de razones, pero la principal era precisamente el hecho de que gracias a Nakamura había descubierto una nueva faceta de su propio ser que ni él mismo sabía que tenía. No sabía que podía ser genuinamente amable, preocuparse por los demás, adoptar un nuevo concepto de "familia" pero por sobre todo eso, Osomatsu no sabía que podía llegar a ser tan plenamente feliz como lo era en esos momentos. Con una sonrisa aún más amplia en su rostro salió disparado hacia la salida de la librería.
—¡¿A DÓNDE MIERDA CREES QUE VAS INUTIL?! —Akumatsu le daría el regaño de su vida en cuanto regresara pero el de rojo sabía que su amigo (una palabra que nunca pensó llegar a ocupar para describir al de negro) lo apreciaba en el fondo.
—¡Voy a conseguirle un ramo de girasoles a mi adorado novio!
Fue lo último que gritó Matsuno mientras se alejaba por la acera hacia aquella pequeña y modesta florería que tanto conocía y amaba, aquel hermoso lugar en el cual todo dio comienzo...
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Hola! Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo super atrasado!!
Gracias por leer mi historia TwT realmente lo aprecio muchísimo y los amo muchísimo también!
Nos leemos en el siguiente capitulo!! Ya solo quedan tres más para terminar T3T
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Entre pétalos de rosas rojas y hojas con tinta azul.
Fanfiction-Me llevo este. -El joven florista arqueó una ceja, escéptico. -¿Qué sucede? -No creo que ese adorno sea el adecuado. -Sonrió tranquilo, alejando las flores del mostrador mientras entraba por la pequeña puerta que se encontraba detrás de él. Osomat...