P14: Luna de miel.

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—Dan...—la llamó Erick.—Mi amor, despierta...—susurró sobre su oído pero la castaña ni se movió.—Danna...

Los ojos de la chica se abrieron lentamente. Se quedó en silencio observando a Erick y luego le ofreció una pequeña sonrisa haciéndolo reír.—¿Qué pasa...?

—Hemos llegado...—anunció el ojiverde. Danna pestañeó un par de veces.

—¿Dormí mucho?—preguntó. Erick se encogió de hombros.

—Casi nueve horas...—anunció.—Te quedaste dormida mientras veíamos películas, mi amor...—se burló.—Creo que al parecer no soy tan buen compañero de viajes...

—Lo siento, lo cierto es que anoche no dormí demasiado bien...— le explicó y Erick rio.—La emoción de conocer Grecia podía más que las ganas de dormir...

—Pues entonces, bienvenida a Mykonos señora Colón...—Danna sonrió.

—Estoy segura que van a ser unos días espectaculares...

—Estoy muy seguro que si...

(...)

—¡No! ¡Esto es...horrible!

—Zabdiel...—replicó Paulina. El muchacho dejó escapar un largo suspiro, se frotó los ojos y negó un poco.

—No sé como diablos hace Erick para poder con todo esto...—se quejó.—Creo que no puedo hacerlo...—decidió.

—Claro que puedes hacerlo.—le espetó la muchacha tomando su mano y dándole un pequeño apretón que esperaba le sirviera para que se tranquilizase un poco. Los ojos marrones del chico se quedaron estáticos en ella un minuto antes de apartar la mirada.—Vamos, Zab...respira un poco y entremos...

—Voy a echarlo todo a perder...—murmuró.

—No hay manera alguna de que lo eches a perder, Zabdiel... ¡por Dios!—lo retó.—Eres completamente capaz de hacerlo, yo confío en ti, Erick confía en ti por eso es que te dejo a cargo, Danna también confía en ti, te lo dejo bien claro cuando los despedimos en el aeropuerto...todos confiamos en ti pero el único que no confía en ti eres tú mismo...y si tú no confías en ti mismo ¿entonces cómo diablos esperas que los demás lo hagan...?—lo cuestionó tomando sus manos y observándolo fijamente.—Zabdiel...respira profundamente y repite mentalmente conmigo "todo va a salir perfectamente bien porque yo soy capaz de esto y de muchas cosas más".—le ordenó sin despegar sus ojos de los del muchacho.

—Te amo.—respondió el chico acortando la distancia que lo separaba de su novia. Una extensa sonrisa se formó en los labios de la muchacha y correspondió a su beso.

—También te amo.—susurró.—Y me siento completamente orgullosa de ti porque sé que eres capaz de hacer esto y muchas cosas más...

El chico dejó escapar un largo suspiro y le ofreció una pequeña sonrisa antes de volver a besarla.

Zabdiel todavía era capaz de recordar perfectamente bien el día en el que había conocido a Paulina, todo había sido tan loco y tan repentino que sin duda alguna se iba a quedar grabado hasta en el último rincón de su corazón y de su cabeza.

La manera en la que ella lucía tan vulnerable y tan desprotegida había movido hasta la última fibra de sensibilidad que había en su cuerpo. Él sin pensarlo dos veces se había acercado a ella con la intención de averiguar si se encontraba bien y como recompensa estaba seguro que había encontrado al amor de su vida. Aunque en ese entonces ella no quisiese aceptarlo pero esa era otra historia.

—Entremos...—anunció el muchacho entrelazando su mano con la de Pau para dirigirla dentro de la casa. Al mal paso darle prisa ¿no?—Hagámoslo juntos...

¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora