MEZCAL RIVERA

521 62 61
                                    

Hiro sin siquiera darse cuenta se encontraba aplaudiendo, cantando y gritando en el concierto de fin de año de su mejor amigo, de su ídolo, de quien estaba perdidamente enamorado, que no era ni más ni nada menos que Miguel Rivera, el cantante del momento, quien traía muertas a la mayoría de las mujeres, pero especialmente a Hiro, pues este tenía mercancía de su ídolo más que cualquier otro fan en el planeta, hasta sus calzones decían "Miguel Rivera" en ellos.

El Hamada estaba disfrutando de la voz y los movimientos de baile de su cantante, aunque había un hecho ineludible que seguía sin entender, el cual era que no recordaba bien como había llegado al concierto ni con quien, aunque suponía que había obligado a Karmi a ir con él y que quizá ella había ido al baño o algo por el estilo.

El mitad japonés la estaba pasando de maravilla, pero la fiesta no iba a durarle mucho, aun si así lo quisiera, esto debido a que Hiro observó como dos mastodontes de dos metros que intuía que eran guardias de seguridad del concierto le pidieron que abandonará su lugar entre el público y saliera de la multitud.

—¿Qué es lo que pasa, oficiales? —preguntó Hiro intentando volver a su lugar para poder ver mejor el espectáculo, no quería perderse ni un solo segundo del concierto.

—Lo que pasa es que te colaste al concierto —afirmó uno de los guardias, él más robusto y moreno, de cabello largo, lentes de sol, aunque no fuera de día, y traje negro que apenas le cerraba; quien empujó a Hiro levemente, así que el chico tuvo que mantener el equilibrio como pudo.

—¿Qué? —interrogó Hiro atónito, no entendía que estaba pasando—. Eso no es cierto.

—Entonces muéstranos tu boleto del concierto ­­ —pidió el segundo oficial, un hombre todo lo opuesto al otro, de cabello un poco largo, rubio, de piel clara y de cuerpo fornido, lo único que los hacía iguales era el traje negro que portaban.

Hiro buscó su boleto entre todos sus bolsillos, pero una mueca de preocupación adornó su rostro al percatarse de que no había nada en ellos.

—Miren, no necesito boleto porque Miguel y yo somos mejores amigos —aseguró Hiro intentando convencer a los guardias, y es que era cierto, él era amigo de Miguel, no tenía porque no estar allí.

—Si, claro, y mi hermano es Marco de la Cruz —bromeó el señor de cabello rubio de manera sarcástica.

—Tendrás que venir con nosotros, vas a ir a la cárcel jovencito, por tratar de engañar a un guardia de seguridad y por el hecho de traer alcohol al concierto —habló de manera muy seria el otro guardia, quien de la chamarra azul de Hiro sacó una botella de mezcal marca Rivera, puesto que Miguel había sacado una línea hace poco tiempo—. Igual que alcoholizarse en el concierto es una violación a las normas, por más que sea Mezcal Rivera.

—Esto tiene que ser una broma —intentó Hiro convencerse de ello—. Vamos, chicos, no van a meterme a la cárcel, ¿o sí?, ya paren la broma.

El guardia de piel morena sacó sus esposas y agarró de las manos a Hiro.

—¿En serio crees que es una broma? —preguntó

En ese momento Hiro se dio cuenta de que no había una cámara escondida, que no era una broma de mal gusto que había mandado Miguel a que le hicieran, y si lo era pensó que ya había sido demasiado. Hiro no quería ir a prisión, y lo peor de todo es no podía demostrar su Inocencia. Antes de hacer algo, Hiro estudió el sitio con la mirada, había muchos guardias como ellos por todas partes, básicamente lo tenían rodeado, pero debía de escoger un camino.

—Soy muy joven para ir a prisión —gritó Hiro para después correr hacia los camerinos, en los que solamente había un guardia que logró burlar mintiéndole acerca de que en el lado izquierdo en donde se encontraba el público, estaban cuatro chicas que metieron sustancias indebidas al concierto, lo cual fue lo único que se le ocurrió en el momento, pero el guardia poco después se dio cuenta, y ahora tenia a tres guardias furiosos persiguiéndolo por todos los camerinos; Hiro contaba con la esperanza de que quizá en la siguiente canción terminaría el concierto, Miguel regresaría a los camerinos y le explicaría a los guardias que eran muy buenos amigos, que no mentía.

MEZCAL RIVERAWhere stories live. Discover now