Esquilox
"Lo único que no esperaba ver era la sangre, la muerte y el fuego. Había perdido mi montura durante la primera oleada. Harris mi caballo; al que había criado desde que lo ayudé a salir del vientre de su madre, yacía muerto sobre la grama alimentando la hierva con su sangre. Era ya de por sí difícil mantener la cordura en medio del caos y la confusión."
Esquilox no era un soldado, era un mozo de establo y toda su vida había sido eso. Solo un mozo y maldecía a Ser Ronan y su cabello dorado por haberle enviado a morir en el frente. ¿Qué hombre en su sano juicio mandaría aun mozo mal trecho a morir? Se podía oír el griterío, los jinetes embistiendo a aquellos pobres diablos que habían perdido sus monturas. Hombres llenos de odio con espadas desenvainadas y luchando como si no hubiese un mañana. El muchacho no esperaba haber quedado atrapado en la colisión de los dos ejércitos. Sobre la colina se encontraba su reina, Gálica, la hermosa reina Gálica y junto a ella el bastardo de Ronan quien comandaba las tropas de la reina con un arrogante semblante de satisfacción propia.
Esquilox había marchado junto a 30,000 mil hombres más hacia el frente. Hombres dedicados a dar su vida por la reina, por lealtad a ella y por amor. Sin embargo, en el furor del campo de batalla Esquilox solo pensaba en huir. Sería sencillo, podría escabullirse hacia un extremo del vado y correr hacia los árboles donde iniciaba el bosque. Nadie le acusaría de haber desertado. Era muy claro que Gálica había perdido la guerra en el momento que se enfrentó al ejercito de su esposo.
Esquilox empezó a dar zancadas entre el lodo. Tratando de que ningún enemigo le sorprendiera. Lo cual era difícil ya que en la túnica del pobre bastardo estaban los colores escarlatas de la casa Kreuz. Una cruz negra en un campo de gules. Mientras el enemigo usaba lfinas armaduras plateadas y estaban mejor entrenados también. A sus espaldas hombres matándose unos a otros, al frente, hombres matándose entre ellos, a sus lados mas hombres matándose entre ellos.
Ya no faltaba tanto. Podía ver la arboleda donde se escondería. Si lograba llegar regresaría a casa, finalmente regresaría con su familia. Ya no faltaba mucho...
Entonces sintió el agudo dolor. Se miró el pecho y una pesada lanza le había perforado el corazón. Esquilox solo pudo tentar la punta antes de desvanecerse por el dolor. Pronto ya no escuchaba más el canto de las espadas, ni los gritos de guerra. No podía sentir el frío y húmedo lodo contra sus mugrosas mejillas. Ya no podía sentir nada...pronto todo se fue a negro.
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La Ultima Reina
FantasyA Gálica Kreuz, le ha tocado perder dos veces, la primera al ser obligada a casarse con un hombre que no ama, el duque procedente de Romalia; Enrico Casteglio, y la segunda ser traicionada por su mismo esposo y su hermano Karlo Kreuz. Los cuales lu...