Capitulo II

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La verdad, el día de hoy fue mejor que lo habitual, no me molestó el haberme salido de la rutina, porque la verdad, ya me estaba empezando a sentir algo deprimido al estar muy solo, sin amigos, y hoy me logré hacer a una amiga nueva, porque a pesar de que Rusia me dice que soy su amigo, yo más bien lo considero un amigo algo "tóxico", por así decirlo... bueno, en fin. El resto de ese día puse la televisión solo para ver que estaban dando de lo más aburrido, y me volví a deprimir.
Nunca tenía con quien hablar, y por lo tanto, tenía una voz horrible, y una pésima manera de socializar, y aunque tuve amigos en la infancia, y por eso no soy nada bueno para las primeras impresiones, especialmente cuando soy recordado solo por las guerras, cuando me toca conocer a alguien que solo había oído de mi como un país violento, que provocó dos guerras que cambiarían la historia por completo, es... un tanto incómodo y odioso, pero me alivia que ya hay algunos que tienen claro que yo no soy así. Me aburrí, me acosté en el sofá y me dormí. Ni siquiera me había molestado en ponerme la pijama, y cuando desperté al día siguiente, tenía un dolor muy intenso en el cuello, y cuando me levanté sentí como cada una de mis vértebras traqueaban lenta y dolorosamente... definitivamente había empezado mal ese día... tan pronto abrí la nevera, recordé que ayer se me había olvidado ir al supermercado... creo que la pasé tan bien que se me olvidó por completo, y con las intenciones de no morir de hambre, me arreglé, y fui al supermercado lo más rápido que pude y...
Resulta que ese día era domingo, el supermercado cierra los domingos, así que me tocó ejecutar un plan b... me fui a casa de Venezuela, toqué la puerta y abrió Colombia

Colombia: oh, eres tú, Venezuela no dejo de hablar sobre ti anoche, ¿que quieres?

Yo: emmm... yo solo quiero hablar con ella (cómo que no paró de hablar de mi anoche?! Significa que si somos amigos? Yay :D)

Colombia: mira, ella esta dormida ahorita mismo, si quieres, puedes entrar y te sirvo algo de mi café

Yo: muchas gracias, Colombia

Entré a su casa, tomé asiento en el comedor y mientras Colombia hacía el café, me puse a observar la casa. Era casi como una mansión de dos pisos, era muy extensa, y la verdad, en ese mismo instante me di cuenta de que tenía una familia extensa, por lo menos dos hermanos.

Colombia: ya esta el café *dice con un tono un tanto alegre*

Yo: gracias *tomo un pequeño sorbo del café* oye, este café está delicioso, no se porqué no escuché acerca de ti en Europa, es el mejor que he probado

Colombia: awww, me halagas, en serio *se puso algo alegre*

Yo: y... ya desayunaste?

Colombia: nada, estoy esperando a que la perezosa de Venezuela se despierte *dijo algo molesta*

Yo: sabes? Puedo ahorrarte la molestia de preparar el desayuno *dije, intentando devolverle el favor del café*

Colombia: oh, enserio? Te lo agradecería bastante!

Sin perder nada de tiempo, empecé a hacer el desayuno, y de repente llegó Venezuela, de empezó a asomar por la puerta, y al parecer sus primeras palabras fueron

Venezuela: C-Colombia, que hace el aquí?

Colombia: oh, él

Venezuela: SI, EL!

Colombia: dijo que quería hablar contigo, le dije que estabas dormida, así que le ofrecí un café de los míos y terminó haciendo el desayuno *dijo con mucha tranquilidad*

Yo: buenos días, Venezuela *dije sin verla, y cuando volteé a verla, tenía una pijama de conejo, y la verdad, me encantan los conejos, son de mis animales favoritos, y al verla, me sonrojé, pero seguí intentando cocinar* y-yo ehhh... l-linda pi-pijama

Amor al otro lado del charco (narrado por Alemania)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora