Había sido más complicado de lo que en un inicio creyó posible. Nico era un muy buen espadachín y por más que Will intentaba quitarle la espada de su mano o desequilibrarlo en una maniobra que di Angelo no se esperara, era imposible, el chico parecía ser capaz de descifrar cada uno de sus movimientos y esquivarlo como si fuera solo viento. Y era divertido.
Ellos habían decidido practicar sus ataques para futuras batallas —las cuales ninguno de los dos esperaba con ansia— y luego de que Apolo le preguntara que qué era para Nico, Will había decidido que ya era hora de intentar entender al cabezota de su novio. Porque eso eran, nada de chico especial o persona favorita, ellos eran novios y ya era momento de aceptarlo, mejor tarde que nunca.
Cuando ambos habían comenzado a salir, unas semanas luego de la batalla contra Gea, Will se sentía el semidiós más afortunado de todo el Campamento Mestizo, sabía que siendo hijo de Apolo le hubiera sido sencillo salir con cualquier semidiós que se lo permitiera, pero él no quería a cualquiera y gracias a sus consejos médicos —excusas como Lou Ellen las llamaba—, había logrado congeniar con el hijo de Hades y finalmente luego de tanto, habían dado el primer paso; sin embargo, lo importante era aceptarlo y Nico no estaba muy a gusto con aquello.
Entonces, nuevamente se encontraban en la arena, Nico con su espada hierro estigio y Will con algo que se podía llamar espada de bronce celestial. Ambos sabían que el rubio no era muy bueno con armas físicas y por eso habían llegado al consenso de practicar; y eso significaba ver a su novio todo agitado con la respiración entrecortada o eso se había imaginado, porque en realidad era él quien andaba con la respiración de un manatí fuera de su hábitat natural.
—¿Sabes que podría empezar a silbar y dejarte aturdido, di Angelo? —intentó decir Will, pero lo que salió fue más como un ataque de asma de un moribundo, el que provocó una mirada incrédula de Nico.
—Sí, claro, como si ese fuera el poder más increíble, Solace.
Nico se detuvo un momento y mostró piedad permitiéndole recobrar el aliento, el chico parecía el mismo infierno en la tierra, con el sudor cubriendo su rostro y brazos, y el sol cayendo en su tez pálida, los sentidos de Will se habían ido de vacaciones desde hacia tiempo, aunque eso no le impidió darle batalla a su novio.
Comenzó a dar vueltas con él del otro lado, sus pasos uno a uno, iban en sincronía con los del otro. Estaban hechos para estar juntos, la luz y la oscuridad, no había motivo para la actitud de Nico con su padre esta tarde.
Qué motivo tendría Nico para negarlo y tras eso frente al ahora-no-tan-radiante Apolo, él sabía que no era el mejor novio del mundo o el chico más codiciado, tampoco es que fuera feo, le habían dicho que tenía unos lindos ojos azules y un cabello que podía envidiar el mismo Percy Jackson. Era atento, dedicado, quizá un poco fastidioso con respecto a la salud y el bienestar de Nico, pero no era su culpa, estaba en su sangre ser así de dedicado.
Nuevamente, Will se inclinó para dar la primera estocada, estiró el brazo con la espada balanceándose en sus dedos, en un arco, que dio directo al polvo de la arena. Parecía que Nico se movía con la propia luz, tan rápido y en sintonía que se le hacía imposible seguirle el paso. Quizá por eso mismo no había dicho la palabra frente a Apolo, porque no era suficiente para él.
—¿Có... cómo haces eso? —dijo, Will, sin aliento, arrastrando la punta de la espada en el suelo mientras avanzaba.
—Práctica, mucha práctica. Míralo así: el mismo tiempo que te la pasas en la enfermería, yo me la paso entrenando.
—Eso no es cierto, la mitad de tu tiempo entrenando es tu tiempo en la enfermería, por lo que solo sería un cuarto de tu tiempo el que en realidad entrenas.
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In the Winter's Trail - one shots lams
AcakEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...