Cap 1: El inicio de todo

34 3 1
                                    

-Se que no tendrás problema alguno - exclamó aquel señor de 47 años de edad mientras sostenía el rostro de su hija- después de todo eres como nosotros, tienes una adicción al dinero irremediable, es herencia familiar pequeña.

-Salir con una mujer no es mi fuerte - la arrogancia de la joven se sentía en el tono de su voz así como en su mirada, las cosas no saldrían como esperaba- no negaré mi adicción al dinero...pero no está en mis planes el salir con una mujer solo para poder obtenerlo.

La tensión en el aire se podía sentir incluso a las afueras de la habitación.
El destino de la joven había estado trazado desde el día en que nació, cuarta hija de una familia de farsantes...una pequeña poco común que iba a ser "desechada" en el momento de su nacimiento solo por una pequeña diferencia en sus ojos.

Un invierno de hace 17 años nació una joven "especial", aquel color tan diferente en sus ojos les hizo creer a sus padres la posibilidad de que esta pequeña sea ciega de nacimiento, el tono de sus ojos no era normal, ese color amarillo casi dorado era algo único. El tener una hija "defectuosa" sería malo para la reputación de su familia, muchos podrían empezar a hablar mal así que decidieron mantenerla en secreto hasta saber si aquellos ojos traían consigo alguna enfermedad grave.

Pasó un tiempo, se le realizaron cientos de análisis y todos salían negativos...al parecer solo era una anormalidad de una en un millón, solo sería una "diferencia"

Aquella joven obtuvo el nombre de Amaris ,nunca llegó a ser una niña normal ...la ausencia de sus padres y la obsesión que estos tenían con el dinero hacían que sus días sean aburridos, nunca obtuvo el cariño que estos debieron brindarle y llegó a ser excluida hasta por sus propios hermanos.

La niña se crió con los sirvientes de sus padres, empezó a ir a la escuela inicial...quien diría que ese infierno sería peor que su propia casa.

El primer día de clases la pequeña se levantó de la cama, emocionada por el hecho de poder salir de aquella "prisión" a la cual sus padres le llamaban hogar , la idea de hacer amigos era simplemente algo hermoso, quién diría que nada saldría como ella esperaba luego de que la primera impresión se volviera totalmente trágica.

-Esta mañana hay una nueva compañera -la maestra hizo un pequeño gesto con su mano para darle a la joven a entender que era hora de que entre- ella es Amaris y desde hoy será su compañera de clase

-Ehm... -La pequeña empezó a titubear con un tono de voz muy bajo- U-un gusto

Los ojos de la menor empezaban a ponerse rojos, las ganas de llorar se apoderaban de ella debido a la timidez y vergüenza causada por la poca interacción que había tenido con jóvenes de su misma edad, incluso podría decirse que no había logrado hablar con más personas además de los sirvientes de la casa.

-Va a llorar -de la nada la risa de uno de los niños empezaba a resonar en las paredes de aquella habitación- Goldie va a llorar.

-M-mi nombre no es Goldie -reclamó la pelinegra mientras se acercaba a las piernas de su maestra- Mi nombre es Amaris...a-además n-no voy a llorar.

-Pues tu nombre debería de ser Goldie -aquel pequeño y regordete niño empezaba a reírse cada vez más mientras aumentaba la curiosidad de sus compañeros al querer saber el porque de aquel apodo- Tus ojos son horribles, parece que estuvieras muerta ¿Quién tiene los ojos amarillos? Debes de estar defectuosa buuhhhh.

-Basta Abel -el grito de la maestra hizo que todos en el salón se quedaran en silencio- no molesten a su compañera, sus ojos pueden ser de un color distinto al suyo, pero eso la hace única así que no la molesten.

-M-mis ojos no son amarillos -las palabras de la pequeña a duras penas se escuchaban, pero por lo menos eran entendibles -son dorados....y el doctor dice que no soy d-defectuosa.

Aquel niño no continuó con la conversación, la mirada fulminante de su maestra ya decía mucho acerca de lo que pasaría si continuaba con aquello, todo el lugar se quedó en un completo silencio hasta que la maestra decidió "Romper el hielo".

-Bien niños, es hora de iniciar con la clase, Amaris puedes tomar asiento al lado de Gabriel.

La pequeña acató la indicación en silencio mientras buscaba quien era aquel joven con quien tendría que sentarse, miró detenidamente los asientos hasta que vió como uno de sus compañeros le hacía señas para que se siente a su lado.

-¿T-tu eres Gabriel?.

-Ese mismo, toma asiento tranquila, yo te defenderé.

La sonrisa inocente de aquel niño hizo que Amaris imitara la acción, la primera clase iniciaba y todos veían atentamente a su maestra tratando de entender la explicación...bueno, casi todos.

-Pstt

-Ahora no Abel -un tanto molesto aquel niño continuó prestando atención a la clase- luego hablamos.

-Vamos, si no me haces caso te ira mal en el receso -esa oración se escuchó como una amenaza hacia su contrario- soy tu único amigo ¿Recuerdas?.

-Dime rápido que es lo que quieres.

-Tírale un lapiz a la nueva -aquellas palabras las mencionó con una leve carcajada, era claro que no había ni un poco de inocencia en ese niño- vamos hazlo

-L-la maestra nos regañará -asintió un tanto temerozo mientras cerraba su cartuchera- n-no lo haré.

-Eres un cobarde, mi papá dice que los cobardes terminan solos.

-¡Yo no soy un cobarde!

Tratando de apuntar bien con aquel lápiz a su compañera, cerró sus ojos con algo de fuerza hasta que logró abrirlos en el momento que se escuchó un pequeño quejido el cual logró resonar en todo el salón de clases, ese quejido se transformó en un sollozo y seguidamente en llanto, era Amaris a quien le había caído ese objeto aparentemente en una zona sensible de su nuca.

-¿¡Quién fue!?

La voz de la maestra que se percató del llanto de la alumna logró hacer que todos se quedaran sentados en sus lugares.

-Si el culpable no se hace presente todos se quedarán sin receso así que espero que se levante ahora o todos estarán pagando los platos rotos.

-No es justo que todos salgamos afectados por una llorona profesora.

Uno de los niños se levantó rápidamente para protestar, con aquel todos los demás menos Gabriel y Amaris hicieron lo mismo, al no saber como controlar ese disturbio la maestra soltó un suspiro para luego hablar.

-Tendrán receso...pero el culpable no saldrá con las manos limpias.

Luego de una primera injusticia las cosas cambian y las personas también ¿Cómo es que una dulce niña terminó con una adicción al dinero? Eso aún no se sabe.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 04, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Una Dorada AmbiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora