A la mañana siguiente, y luego de despedirse de su padre, Alba se volvió a meter a la cama y se quedó un ratito más debajo de sus sábanas, porque hacía un frío que le heló hasta la última parte de su cuerpo. Cuando su madre la fue a ver al extrañarse porque la niña aún no bajaba a desayunar, a pesar del puchero que adornaba su rostro, no consiguió permiso para quedarse y tuvo que levantarse, aunque lo hiciera arrastrando los pies. No podía faltar el segundo día luego de las vacaciones.Pero sí llegó un poquito más tarde, y eso que la Rafi la llevó en coche para que no perdiera el calor que le entregó su leche calentita con cola cao y el baño de agua tibia que le ayudó a sobreponerse a las bajas temperaturas al caminar. Con una bufanda al rededor de su cuello, guantes escondiendo sus manos y un gorro que le cubría hasta las orejas, bajó del coche luego de despedirse de su madre y su hermanita y corrió dentro hacia su salón cuando escuchó el timbre que alertaba que las clases estaban por comenzar.
Se sentó en el mismo asiento de ayer, en frente de Julia y Maria, y al lado del niño nuevo. Sus amigas le sonrieron al verla y ella les devolvió el gesto. Pero él sólo la miró de reojo y Alba creyó ver lo que se asemejaba a una sonrisa ya que las comisuras de sus labios se elevaron ligeramente al verla llegar.
Se quitó aquellas prendas que protegían su cuerpo del frío y las metió a su mochila, colgó su chaqueta en la silla y soltó un sonoro suspiro. Se peinó su cabello que se había desordenado un poco producto del gorro y sacó sus crayones cuando llegó la seño.
"Hoy trabajaréis en parejas, ¿vale? Dibujaréis vuestras vacaciones y luego os las contaréis al compañero de al lado." Se dirigió Mamen a todos sus alumnos.
La pequeña Alba comenzó a dibujar rápidamente, entusiasmada por contarle a sus amigas como viajó a Elche para pasar un par de días para reyes con su familia, sobre todo con sus abuelos y su prima Paula, quien era un par de años mayor pero aún así se llevaban genial. Coloreó a su familia e intentó con todas sus fuerzas poder lograr un dibujo que se asemejase a la noche en que salieron a recorrer su ciudad natal.
Y lo consiguió, o mas menos. Logró que su dibujo saliese tan bien como una niña de 5 años lo pudiese hacer.
Se giró y vio que su compañero aún no terminaba, por lo que tampoco quiso molestarle antes de que estuviese listo, y se dedicó a mover sus pies que no llegaban a tocar el suelo. Julia y Maria ya estaban comentando sus dibujos, y también Sabela con el otro niño que está sentado con ellas. Cree recordar que su nombre es Carlos, por sus rizado cabello claro, pero no está segura.
"Y-ya... ya estoy listo." Escuchó un murmuro provenir de su compañero de al lado, provocando que sobresaltase un poco al escucharle hablar por primera vez.
Alba le sonrió, mostrándole todos sus pequeños dientes y achinando sus ojitos, a ver si así lograba que él se tranquilizase un poco. "Vale, ¡tú empieza!" Le dijo, animándole a coger su dibujo para que se lo mostrase a ella.
El pequeño asintió. "En... en las vacaciones con mi familia nos hemos mudado aquí a Madri desde Par...Parplona." Susurró sin dejar de mirar su dibujo, que consistía en un coche, unas maletas de viaje y tres personas.
"¿Dónde es Parpona?" Preguntó Alba con clara confusión.
El pequeño Mikel se encogió de hombros. "No sé, pero hemos viajado por mucho tiempo. Quizá es en otro país."
Alba asintió, sin estar aún muy convencida, pero le siguió prestando atención a su compañero. "¿Y ellos quienes son? ¿Tus papis?" Le preguntó señalando a las personas que estaban dibujadas en su hoja. Alba se sorprendió un poco al darse cuanta que su compañero dibujó a alguien un poco muy alejado de los demás.
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Remember everything will be alright || (Albalia)
FanficNatalia Lacunza nació y creció llamándose erróneamente Mikel, como su padre, hasta los 9 años. Cuando comenzó a darse cuenta que no era igual que el resto de los niños de su edad, y poco a poco, que tampoco se sentía como uno. Alba Reche, su mejor a...