7. ❝Black Star❞ : @pluto_boy

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Ahí estaba de nuevo, sentado en la misma butaca, bajo el mismo tacho de luz, en la misma fila, en la misma postura.

HoSeok se podía considerar un ignorante en materia de baile. Su vida giraba en torno a los negocios, su pasión eran los negocios.

Pero cierta noche donde caminaba sin rumbo pensando en una difícil elección de comprador, vio un rostro joven que lo miraba vacío y fijo, sus ojos eran dos bolitas negras con mil estrellas en su interior envueltos en pesadas pestañas largas adornadas con un antifaz negro con plumillas y brillos. Su rostro era una delicada conjunción de orgullo y ternura. La postura de su cuello era un atentado a la moral. Sus labios eran parecidos a una fresa partida a la mitad, hecha para el bocado. Sus manitos era pequeñas y gorditas tenían las uñas ligeramente largas pintadas de negro y con detalles plateados en forma de pluma. Su perdición fue la cintura de aquel chico, tan modelada y con piel tan tersa envuelta en una pieza de seda transparente negra son brillos plateados... HoSeok creyó haber visto un ángel en toda su expresión y se hubiese postrado ante él de no ser porque un cartel le prometió la felicidad eterna.

"Park JiMin, él ángel del infierno. Interpretando The Black Swan. Toda la semana, 20; 40hs".

Y allí se encontraba, por séptima vez viendo la misma obra con la misma música y los mismos bailarines. Y sobre todo, de nuevo con Park JiMin delante suyo. Juntó todo su valor y se acercó a los camerinos. Nadie se interpuso, él era Jung HoSeok y cualquier persona que quisiera apoyo en negocios y dinero. Una asistente lo guio hasta una puerta con una estrella que decía "The Black Swan", habló dos segundos con el muchacho en cuestión. HoSeok no era alguien impaciente pero la espera por conocer al chico le estaba poniendo incómodo.

—Pase señor —la chica hizo pasar a HoSeok y cerró la puerta dejándolos solos.

—Buenas noches, señor. Tome asiento —JiMin estaba usando una bata negra de seda con bordes plateados y no tenía maquillaje. HoSeok se ubicó en un sillón no por comodidad, sino porque se quedó sin aire. Jamás imaginó que su voz fuera tan fina y dulce.

—Buenas noches, JiMin, excelente presentación la de hoy.

—Muchísimas gracias, realmente es agotador bailar tanto tantos días seguidos pero si a la gente le gusta lo que hago, puedo soportarlo —los ojos de JiMin eran diez veces más hermosos al natural que con esa capa mágica de luz y oscuridad.

—Créeme que sí, todo el mundo ama lo que haces. Y a todos les encantas —HoSeok agachó ligeramente la cabeza ocultando su leve rubor.

Silencio.

—Dígame señor, ¿a qué vino exactamente? —hasta ese momento, JiMin estaba entre peinando su cabello rubio y aplicándose cremas o emulsiones. Pero en ese momento solo se acercó a HoSeok y se paró delante de él. HoSeok estaba a nada de desmayarse.

—Vine por ti, JiMin. Te quiero a ti —HoSeok levantó la cabeza y miró a JiMin, quien le devolvía una tierna mirada.

—Muchas personas dicen eso, pero en realidad solo necesitan comprobar cuán humano soy —su voz era suave pero cargada de una pequeña burla—. Una vez que descubras que soy como tú, dejaré de importarte —una de sus manitos acarició el rostro de HoSeok y este no pudo evitar frotarse en ella, era horriblemente suave, casi parecía no haber nada ahí.

—Déjame comprobarlo por mi cuenta entonces —agarró la mano de JiMin y este solo se dejó guiar para terminar sentado en el regazo del otro. Sus ojos exploraban la infinidad de oscuridad luminosa en los otros.

HoSeok probó al fin de aquella suave fresa. Y comprobó que era tan suave y jugosa como la esperaba. JiMin le siguió el juego y se dejó hacer, con una mano acariciaba su cuello y con la otra desabrochaba los botones de su camisa para encontrarse con piel suave y caliente.

THE BEST GIFT : CHRISTMAS SPECIAL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora