Eres hermosa, no sé por qué pierdes el tiempo mirándote en ese bendito espejo, sabiendo que eres hermosa tal y como eres, odio tu maquillaje, lo odio porque no me deja ver quien realmente eres.-le dije a Jessie.
Jaja ni tus intentos por ser tierno me detendrán para tratar de verme por lo menos un poquito linda.-replicó con su dulce y a la vez odiosa voz.
¿Sabes qué? Voy a esperar abajo a que decidas como ir, si es que no se te ocurre de ir a comprar el vestido ahorita. Me fui con una sonrisa en mi cara, pues sabía que era una discusión infantil, aunque nosotros éramos 23 años.
Teníamos una reservación en el restaurante más caro de la ciudad a las 20h00 y nuestra discusión infantil ocurrió a las 17h00, es decir, se demora 3 horas arreglándose para ir a una cena CONMIGO sabiendo que me encanta tal y como es, que la amo tal y como es y que me enamoré de ella por ser tal y como es, pero bueno aquí viene una de las preguntas más difíciles de responder: ¿Quién entiende a las mujeres?
Era obvio que yo estaba semidesnudo en el sofá de la casa, esperando a que pase el tiempo, nosotros los hombres sabemos que nuestra hora de arreglarnos es 30 o 15 minutos antes de la hora señalada.
Aburrido , sin saber como pasar el tiempo, me eché en el sofá a dormir, como era de esperarse mi instinto masculino me desperto 30 minutos antes de la cena para arreglarme.
Tardé apenas 10 minutos en hacerlo, y decidí subir a ver como iba Jessie con sus cosas de chica. Entré y la vi, hermosa como siempre, pero desesperada, asi que me senté en el filo de la cama, callado para admirarla y pensar que esa bella chica en apuros es lo mejor que me ha pasado, ya que llevábamos 5 años saliendo y era claro que esa cena tenía un prósito.
