XXXIII

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—Llegó una carta —menciona Warlock durante el almuerzo—. Vi al cartero colocarla debajo del castillo.

—¿Una carta? —refunfuña Crowley—. Ugh, ¿quién enviaría una carta aquí? Solo ignórala.

—Pero ¿y si es importante?

—¿Quién podría escribirme que fuera importante, Adam? —gruñe Crowley.

A Adam se le ocurre al menos una opción, mas quiere demasiado a Crowley como para sugerir la respuesta en voz alta. Warlock parece pensar lo mismo, pues no hace otra cosa que callar.

No importa; Adam recibirá la carta y verá de qué se trata.

Es joven, después de todo. Un joven aprendiz de brujo que no teme las noticias buenas, ni las malas.

El castillo ambulante de CrowleyWhere stories live. Discover now