Capítulo treinta y uno: Un último encuentro

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POV CALLE.

Amaneció y no dormí absolutamente nada en toda la noche intentando responder una sola pregunta: ¿Para qué María José me envió esas fotos? Y por más vueltas que le daba al asunto no encontraba una respuesta lógica a ese cuestionamiento.

La luz que entraba a la habitación empezaba a molestarme un poco, odio con todas mis fuerzas que a Juliana le guste dormir con la persiana abierta por todo aquello de las energías limpias al amanecer y odio aún más el hecho de no poder exigir nada en esta habitación porque, sencillamente, no es la mía.

Entré a la ducha a bañarme y pensé que nadie en la casa se había despertado todavía hasta que sentí que alguien entró a la habitación.

-¿Daniela? –Escuché la voz dudosa de mamá.

-¿Sí? Me estoy bañando. –Dije.

-Ah, te dejo en tu mesa de noche la pastilla que te toca ahora.

-Bueno, Ma. –Dije. –Gracias.

Salí al poco rato, Juliana ya se había despertado y seguían haciendo pereza en la cama. Hay cosas de mi hermana que no han cambiado con el tiempo.

-¿Ya le diste los buenos días a tu esposo? –Pregunté jocosa.

-Boba. –Dijo. –Allá ya es de tarde.

-Ah.- ¿Las buenas tardes, entonces?

-No, le di los buenos días. –Dijo. –Me levanté en la madrugada...

-¡Uy, pero qué amor! ¿No? – Mencioné sarcástica interrumpiéndola.

-Por algo me casé. –Dijo.

Me senté en la cama aún envuelta en la toalla y me tomé el medicamento que mamá me había traído.

-¿No te diste cuenta cuando me levanté? –Preguntó.

Negué con la cabeza. Estaba tan concentrada en las fotografías que ni siquiera sentí a mi hermana.

-Estabas despierta. –Dijo. –No has dormido nada en toda la noche.

-Sí dormí. –Dije incómoda.

Me levanté de la cama y fui hasta el closet. Mi hermana sintió mi indisposición y se quedó en silencio un largo rato.

-Esto fue lo que te hizo perder la noche. –Preguntó con la caja en las manos. –Finalmente decidiste abrirla.

-Quería saber qué era eso que María José había decidido guardar ahí. –Dije.

-¿Puedo? –Preguntó con la intención de abrirla.

Asentí y terminé de vestirme sin quitarle la mirada a mi hermana. Yo había pasado toda la noche queriendo entender el significado de ese "detalle" tan particular de Poché y no lo había conseguido, así que yo esperaba que, por lo menos, mi hermana sí lo encontrara.

-Son sus fotos. –Dijo casi en un susurro. -¿Y ella por qué te mandó esto?

-Me he estado preguntando exactamente lo mismo. –Dije acercándome a ella.

-No sé cuál fue su intención con todo esto.

-Intenta no pensar más en eso. –Dijo. –A lo mejor lo que quiere es llamas tu atención.

Una de las empleadas subió a avisarnos que el desayuno ya estaba servido. Guardé la caja en la gaveta de la mesa de noche y salí de la habitación primero que Juliana porque ella fue a bañarse. Cuando llegué al comedor le dije a mis papás que Juli bajaría luego; eso de haberse ido a bañar era simplemente una excusa de mi hermana para no desayunar con mi papá porque aún no le había contado lo de su matrimonio oculto y no sé exactamente qué esté pensando ella pero espero que sea consiente que no puede pasar toda su vida evitando hablar del tema con mi papá.

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora