Había un vez, un Rey de Inglaterra llamado Enrique, tenía dos hijos, Andrew y Pembroke. Andrew era el hijo menor y Pembroker el mayor.
El rey Enrique había planeado vacaciones familiares a lo profundo del bosque, llevaba tiempo planeándolo todo. El rey decidió reunir a la familia real en la salón principal del castillo y empezó a anunciarles lo que estaba por suceder. Dijo:
-Familia, hoy los he reunido para decirles algo muy importante para nosotros, algo que tanto estábamos esperando.
La madre, preguntó: -¿Qué es eso tan importante que nos tienes que anunciar, Enrique?
El Rey muy emocionado respondió: -¡Nos vamos de vacaciones en familia!
Todos estaban felices a excepción de Pembroker, él no quería irse de vacaciones ya que tenía sus propios planes por delante, él no quería que sus planes se arruinaran y de inmediato pensó: -Trataré de hacer unos cambios en el plan-
Ustedes se preguntarán ¿de qué plan estará hablando Pembroker? El plan de Pembroker era un plan malvado, teniendo por delante las peores intenciones, matar a su padre el Rey; él anciaba el trono de su padre, quería quedarse con las riquezas y el poder.
Al final de cuentas se llegó a un acuerdo familiar y todos decidieron ir.
Al día siguiente todos empacaron sus maletas, tenían todo listo y se adentraron en el bosque... Llegaron casi al anochecer, justamente a la hora de descansar, acamparon para al siguiente día recorrer todo el bosque.
Ya por la mañana iniciaron su recorrido, todo estaba tranquilo. Mientras avanzaban, Andrew le dice:
-¡Padre, quiero jugar! ¡Juguemos!
Mientras el Rey exclamó: -¡Y tu hermano! ¿por qué no juegas con él? Mientras recogía unas flores para llevárselas a la reina.
El hijo mayor del Rey, estaba preparando una cuartada para ponerle fin a la vida de su propio padre, pero al parecer las cosas iban a dar un giro inesperado. Pembroker, antes del anochecer invitó a su padre a cazar, teniendo como objetivo principal la muerte del Rey, Pembroker planeo muy bien el deceso de su padre, quería que su padre se pierda en el bosque justo donde habitaba la manada de los lobos. Pero lo que había olvidado el príncipe es que el rey era un cazador por naturaleza, por lo tanto, Enrique conocía perfectamente los lugares de peligro y sabía por dónde caminar. En el sendero, Pembroker empezó a alejarse más de su padre poco a poco hasta que lo dejó completamente sólo.
Sin darse cuenta, Pembroker se había perdido, el mismo se empezó desesperar porque no reconocía la zona. De pronto escuchó un ruido tenebroso y su preocupación aumentaba, al dar la vuelta notó la presencia de un lobo grande, gris y salvaje y detras de él una jauría de ellos.
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Pembroker sabía q había llegado su final y aunque en la primera persona que pensó fue en su padre ya era muy tarde para arrepentirse. Intentó gritar pero todos los lobos cayeron sobre él y en un instante lo desaparecieron.
El rey llegó al campamento pensando encontrar a su hijo ahí pero no fue así. Lo buscaron incansablemente hasta que dos semanas después encontraron su ropa destrozada por los dientes de los lobos, el Rey ya sabía cuál había sido el final que tuvo su hijo. Toda la familia se entristeció y lloró hasta más no poder. Pero ya nada se podía hacer.
Cinco meses después, al recoger toda la habitación de Pembroker una de las empleadas encontró un pequeño cuaderno, ahí habían escritos del príncipe. La familia entera empezó a leerlo y en ese momento fue donde descubrieron el plan maquiavélico de su hijo mayor. La sorpresa fue devastadora, pero entendieron cuál era el final que Pembroker había planeado para el trono. Al fin se descubrió toda la verdad, muy dolido y a la vez decepcionado y sorprendido el Rey reflexionó y dijo:
- ¡Quién creyera que tú mi hijo favorito querrías matar a tu padre!- ¿Qué hice mal para merecerme la muerte por parte de mi hijo amado? ¡Sé reconocer que al fin se hizo justicia! Que descanses en paz, príncipe Pembroker. !Fin¡
