Parte Única

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Enjoyyyy



Cuando Jinyoung salió de su apartamento esa mañana de camino a la universidad habría jurado que llevaba su archivador en la mochila. Pero cuando estaba rebuscando en ella para coger su cartera para subir al autobús se dio cuenta de que no era así. Así que decidió volver corriendo a por él, ya que entre llegar tarde y no entregar su proyecto sobre psicopatología, que contaba un treinta portento de la nota, un retraso era preferible.

Una vez se hubo asegurado de salir de su piso, esta vez sí, con todo lo necesario, se apresuró a llegar a la parada que quedaba a un par de manzanas. Con un poco de suerte podría alcanzar el bus de las siete y cuarto y llegar para la segunda hora.

Al llegar a la parada se acomodó la bufanda y se arrebujó en su suave y grueso jersey blanco, estirando las mangas hasta que le cubrían los puños. Aunque en la mitad del día todavía se podía ir con tan solo una chaqueta, tan temprano por la mañana el frío era algo de temer. Jinyoung no podía permitirse atrapar un resfriado con tantos trabajos a la vista, ni loco.

Cuando vio como el bus giraba la esquina aproximándose hacia la parada se puso de pie, acercándose al borde de la acera para poder subir cuanto antes, impaciente por llegar a sus clases. Pero sabía que aunque adelantase unos cuantos segundos todavía le quedaba un largo recorrido de 40 minutos hasta la universidad. Pagó su viaje y se fue hacia la parte de atrás del vehículo, donde había varios asientos vacíos.

Cuando estaba a punto de llegar notó un empujón por la espalda que terminó por tirarlo al suelo. Maldijo entre dientes mientras intentaba ponerse en pie, pero el repentino arranque del transporte lo desestabilizó de nuevo. Se le escapó un quejido al apoyar la mano derecha para levantarse. Mierda. No, no, no y no. No podía haberse torcido la muñeca. Ni de coña. Seguro que era solo el susto. Sí, debía ser eso. Sin embargo, cuando intentó ponerse en pie de nuevo la idea de una torcedura o un esguince no le era tan descabellada.

-¿Te encuentras bien?- una voz grave le habló desde arriba con tono preocupado.

-Ehh... Sí, sí, estoy bien no se preocupe.

Jinyoung se las apañó para erguirse sin apoyar la mano y sin caer de nuevo. Sintió como un par de grandes manos se apoyaban él, una en su hombro y otra en su espalda baja, para ayudarle a ponerse en pie de una vez por todas.

-Gracias por la ayu- se le trabó la frase a la mitad.

Madre de Dios. Ser tan guapo debería ser ilegal.

Frente a él estaba un chico unos cuantos centímetros más alto que él, con una sudadera negra, unos vaqueros rotos que se aferraban a sus muslos y unas zapatillas blancas impolutas. Las puntas de su flequillo le llegaban justo por debajo de las cejas, dejando entrever dos lunares que le daban un toque exótico. Llevaba algunos pendientes colgando de sus orejas y un pequeño piercing en el costado de su afilada nariz. ¿Se podía tener la mandíbula tan marcada? Jinyoung no lo consideraba justo. El rostro del chico tenía una marcada expresión de preocupación.

-¿Seguro que estás bien?- volvió a preguntar aun con dudas -Siento haberte empujado, precioso, pero he perdido el equilibrio.

Tenía que abrir la boca.

Jinyoung frunció rápidamente el ceño. Precioso. Será imbécil.

-¿A quién llamas tú precioso?-gruñó replanteándose cuanto le gustaba el chico.

》I Can Hear The Bells 《[Bnior]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora