38. Dejalo ir

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—Jimin.

Abre los ojos, aun agotado por todo lo ocurrido con Jungkook. Bosteza y mira a los lados, sentado en la cama. No hay nadie aparte de Jungkook y su persona. Mira el reloj. Tiene cosa de dos horas de haber vuelto. Se siente muerto y más nunca en un lugar así mientras Jungkook tenga ese cuerpo.

—Jimin.

Mueve un poco a Jungkook, tiene la boca entreabierta, pero no suena en lo absoluto como su voz. Quejumbra molesto, si es un hechizo que alguien está haciendo no tiene gracia, pero lo mejor que puede hacer es ignorarlo. Vuelve a recostarse hasta que siente caricias en el cabello. Frunce las cejas ¿Quién...?

—Jimin.

Se voltea bruscamente. No hay nada, a pesar de que fue un susurro directo a su oído. Respira agitado, busca en la habitación y no hay nada más que penumbra. Jungkook se gira y antes de que pueda agarrarlo para abrazarlo se levanta de la cama. Revisa bajo la cama, en el armario y hasta sale de su cuarto para examinarlo todo.

Va hasta la pequeña sala y toma asiento en uno de los sofás. Hace un encantamiento Revelio y mientras hace suaves movimientos con la varita no descubre nada. Todo está bien. Excepto su cabeza. Definitivamente está alucinando. Da un suspiro, apoya los codos en las rodillas y su barbilla en ambas manos. Un total desperdicio de sueño. Seguro que ya no va a poder-

—Te va a dar frío.

Se crispa por el repentino aviso, así como la túnica en sus hombros. Al girar no ve nada, solo escucha la puerta cerrándose. Por inercia se recubre en la túnica y la huele. Encogido en esta sigue inhalando el olor, aroma familiar y que... SE LEVANTA APURADO.

— ¡ESPERA!

Sale a prisa y empieza a correr tras esa especie de sombra o espejismo. Sea lo que sea, debe atraparlo. Mete las menos en las mangas de la túnica para que esta no se le caiga. Evita a las pocas personas que siguen andando por la noche en el nido. Sin querer tropieza con un Demiguise que seguro Jungkook estaría buscando por la mañana. A pesar de que no era la intención, el animal se pagó a él por un rato y se deja caer cuando estuvo cerca de la cocina.

Jimin continua hasta ir a ese lado al que nunca ha ido por no necesitarlo en lo absoluto. Entra en la misma habitación que abre y cierra su puerta como si fuese un fantasma quien lo hizo. No hay nada. El piso es tan brillantemente negro que parece un reflejo. Quita sus zapatos debido al agua. Tembloroso soba sus brazos. Hace frío.

—Jimin.

Se acerca al espejo que hay en el centro de la habitación. Es casi una extensión del suelo. Al intentar tocarlo se da cuenta de que su reflejo cambia totalmente. Una versión más adulta de sí mismo. Es un poco escalofriante. El cabello muy arreglado en un peinado complicado, maquillaje evidente, ropa cara y oscura. Ladea la cabeza al mismo tiempo que su reflejo.

—Espejo de Erised...—murmura leyendo la parte superior del espejo. Vuelve la mirada a su reflejo—. ¿Esto deseo? —frunce levemente la cara. Duda desear tener esa clase de peinado, de maquillaje, es-

Retrocede un par de pasos por lo que aparece tras su yo del espejo. Manos por los hombros, luego más abajo, las sube y agarra el rostro joven. En el espejo sonríe, contento y campante. Jimin lleva las manos a su boca.

—Yo no quiero eso—gimotea—. Yo no-

— ¿En serio no quieres estar con tu Alpha, Jimin? ¿De quién eres Omega?

Solloza angustiado, negado a decirlo a pesar de tener el impulso automático de quererlo. El desaparece en el espejo y permanece la figura adulta. Mete las manos en su bolsillo y aguarda pacientemente la respuesta.

Purple Raven || BOOK 4#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora