Viernes

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El viernes se deja ver después de una semana que se me ha hecho eterna y no puedo estar más ilusionada porque hoy Marcos y yo nos vamos de fin de semana por primera vez en meses. Tengo ganas de desconectar de la rutina de la ciudad, de descansar y de dejar el trabajo por un lado estos dos días. No quiero oír esa palabra durante el fin de semana. De hecho estuve pensando en no llevarme el móvil para que nada interrumpa nuestros planes pero ¿y si surge algún contratiempo? ¿Y si pasa algo que nos obligue a volvernos? Definitivamente no sé si voy a poder olvidarme del trabajo.

Marcos ha quedado de venir a recogerme al trabajo a las dos en punto. Me dijo que intentaría salir un poco antes para que pudiésemos llegar pronto a nuestro destino y tener toda la tarde para nosotros.

Mi teléfono suena de repente. Es él. A ver que quiere...

- Dime Marcos, ¿ha pasado algo? - pregunto preocupada. Mi novio no suele llamarme en horario de trabajo, al menos que sea urgente.

-Esto... Cariño... Tengo una mala noticia.

<<Mierda>>

- Sopréndeme. - digo sin mucho entusiasmo.

- No vamos a poder irnos a las dos en punto. - me dice con un tono de tristeza en la voz.

Tenía el presentimiento de que algo malo pasaría, pero aún así me siento decepcionada por la noticia.

- ¿Por qué? - pregunto intentando que no se note que la noticia me disgusta.

- Me ha surgido un pequeño contratiempo en quirófano y la operación se ha complicado más de lo que debería.

-¿Pero va todo bien?

- Espero que sí. Te avisaré cuando podamos irnos. - dice.- Tú márchate a casa a las dos y te iré a buscar en cuanto acabe. Te lo prometo.

- Está bien. - digo sin mucho ánimo. Me había hecho muchas ilusiones sobre este fin de semana juntos y no quería que nada ni nadie lo arruinarse. - Suerte en la operación. - le deseo.

- Te quiero mucho Nia.- me dice.

- Y yo a ti.- digo y cuelgo.

Sé que el trabajo de Marcos no es fácil, y el mío tampoco lo es. A veces intentar cuadrar las dos cosas es complicado. Sinceramente ya no sé por qué me sorprende que se le haya complicado una operación. Quizás sea lo más normal en nuestra relación. Hay pocos momentos que podamos pasar tranquilos y por eso intentamos aprovecharlos al máximo cada vez que estamos juntos. Marcos es un hombre diferente a los que he conocido en toda mi vida. Es el único que no me ha mentido, ni me ha herido emocionalmente en el tiempo que llevamos como pareja. En muy poco tiempo me he dado cuenta de que lo quiero y de qué lo necesito en mi vida. El me ayudó a salir del agujero negro en el que estaba y fue muy paciente conmigo. Siempre que lo necesité estuvo para mí. No sé cómo agradecérselo. Con él hice cosas que nunca pensaría que podría llegar a hacer. Como por ejemplo cogerme unas vacaciones por primera vez en años. Cuando estoy con él no pienso en el trabajo, aprovecho los encuentros fugaces para estar con él al cien por cien.

Por fin dan las dos del mediodía. La hora a la que nos tendríamos que ir. Hago lo que Marcos me dice y me voy a casa. Me pego una ducha rápida y preparo unos bocadillos para comer por el camino, ya que no sé exactamente a qué hora va a venir. Me acuesto en el sofá y me cubro con la manta. Enciendo la tele y la pongo en voz baja. Tengo un mucho sueño. Hoy me he despertado más pronto de lo normal. Últimamente estoy teniendo problemas para dormir bien. Es rara la noche que consiga dormir del tirón. Pero es hora de la siesta y no tardo en quedarme profundamente dormida.

- Nia. - me llama una voz que noto muy cerca.

Yo me revuelvo incómoda en el sofá. Marcos me pasa una mano por la cara y me obliga a abrir los ojos.

-¿Ya estás aquí? - bostezo.

- Acabo de llegar. - me dice y me da un beso en los labios. Está de cuclillas frente a mí. Me pasa una mano por el pelo. - ¿Nos vamos?

Yo asiento débilmente con la cabeza y me incorporo despacio.

-¿Ya tienes todo listo? - le pregunto rodeándole el cuello con las manos.

- Sí. Ya he metido las maletas en el coche. Estoy listo para irme cuando tú quieras.

-Ahora mismo. - me levanto de un salto, me pongo mi chaqueta y salimos de casa cogidos de la mano.

Marcos me abre la puerta del copiloto. Me abrocho el cinturón y nos ponemos en marcha.

-¿Cómo ha ido la operación? - le pregunto. La verdad es que cuando me llamó por teléfono me dejó algo preocupada.

- Al final no fue para tanto. - responde sin apartar la vista de la carretera. - Pero nos llevamos un susto con la pobre señora.

- Me alegro de que todo haya salido bien. - digo de corazón. Por lo menos su espera ha valido la pena.

- Dejemos el trabajo a un lado. - me pide. - Vamos a disfrutar del fin de semana que tenemos por delante.

- Va a ser fantástico. - le digo con entusiasmo.

- A tu lado seguro. - dice y me coge de la mano.

Llegamos a nuestro destino en poco más de una hora. El sitio está a las afueras de la ciudad, y la casa está bastante aislada del mundo. Se respira pura tranquilidad.

- Bueno, ¿te gusta? - pregunta Marcos esperando mi aprobación.

-¿Estás de broma? ¡Es una pasada Marcos!

Él echa una risa de satisfacción y baja las maletas del coche.

- Si te gusta podemos venir más a menudo. - me oferta.

<<Siempre que consiga más días libres>>

-¡ Eso sería genial! - digo y lo beso apasionadamente en los labios.

- Ven, vamos dentro. - dice cogiéndome de la mano. Me siento como una adolescente.

El misterio de la verdad enmascaradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora