No podía concentrarme aunque sabía lo necesitaba no podía. Desde la noche anterior estaba muy confundida, mis amigas se habían dado cuenta de ello pero debido a que estábamos en clase no me preguntaban nada por lo que rogaba que lo dejarán pasar sin embargo sabía que no tenía tanta suerte y lo comprobé cuando Cayla me paso su cuaderno abierto en la última página.
¿Qué pasa?
Volteé a mirarla ya que se sentaba a lado mío y negué con la cabeza tratando de convencerla de que no me pasaba nada pero ella solo me miro de una manera que yo ya conocía tan bien y que significaba que no me creía e hiciera lo que decía.
Alejandro. Escribí y le entregué de nuevo su cuaderno esperando que su nombre explicará mi distracción pero no fue suficiente debido a que mi amiga arrancó la hoja de su cuaderno para escribir algo y entregármela.
¿Qué? ¿Ya se te declaró?
Por qué no me sorprendía que ella dijera eso. ¡Ah sí! Porque Cayla pensaba que tenía oportunidad y siempre molestaba con ello.
No. Escribí y le devolví el cuaderno.
Entonces... ¿Qué pasa con él?
Bueno, eso mismo quería saber yo ¿Qué pasa con él? ¿Qué rayos pasaba con él para que me proponga lo que me propuso?
Nada. Respondí evadiendo el tema.
Inténtalo de nuevo. Contestó y por su expresión no tenía opción a mentir sin que se enojara y cuando ella se enojaba, bueno, era mejor no estar cerca.
Me pidió cambiarme de turno para poder vernos más seguido.
— ¡¿Qué?! —exclamó Cay lo suficientemente fuerte para que las personas a nuestro alrededor nos miraran pero no lo suficiente para que el profesor la escuchará.
—¿Cómo es eso?¿Lo harás? —Me pregunto bajito y yo negué encogiéndome de hombros.
Tal parecía que el papel había pasado a segundo plano.
Suspire porque no sabía qué hacer, de hecho me había puesto nerviosa en cuanto me lo propuso y si era sincera conmigo misma no me veía estudiando en un turno diferente, ya suficiente tenía con lo difícil que me era llegar a las primeras horas del turno mañana que no quería imaginar cómo sería si cambiaba al turno tarde además de que mi hermana no estaría contenta con ello debido a que mis clases terminarían a las nueve de la noche y llegaría a nuestra nueva casa a las diez y media, con suerte de que no haya tráfico.
Notaba en la mirada de mi amiga que quería hablar del tema por lo que sabía que apenas el profesor saliera del aula así sería.
Y así fue.
Todo nuestro pequeño grupo se quedó por qué no les había pasado desapercibido la exclamación de Cayla durante la clase.
—¿Qué pasó? —nos preguntó Ariana cuando estuvimos todas reunidas— ¿Por qué gritaste en clase? —esa fue directamente para Cayla.
—¡No grite!
—Si gritaste, pero lo importante aquí es porqué —dijo tajante Katrina a Cay evitando que se alargará más el tema y lo sabía porque ella siempre era así de lógica y nunca se le escapaba nada cuando estaba en una conversación por lo que supe que no iba a escapar de ahí sin explicar lo sucedido.
—Exacto además que fueron ustedes dos estaban conversando por cuaderno —dijo Raven señalándonos a Cayla y a mí.
Cay me miro y todos los ojos molesta por haber llamado la atención de mis amigas con su exclamación.
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Bonita casualidad
Roman pour AdolescentsConocerse fue su más bonita casualidad, y enamorarse su mejor apuesta a la felicidad. ------ Stefania Araos tiene el corazón roto. En los últimos dos años su vida cambio por completo y no para bien, cada vez se siente más cerca del abismo lista para...