juventud y libertad

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—JUVENTUD Y LIBERTAD

Cuando eres joven realmente quieres probar, todo, todo lo que esté al alcance de tu mano.

No nací en una familia inestable, mucho menos sufrí de algún tipo de abuso, simplemente... era joven, tenía libre albedrío y acababa de cumplir 18 años.

me encontraba yo, sentado, en un club. Mi mejor amigo estaba al lado, hablándome de la vida de un adulto joven, de lo que era ser mayor de edad. Yo no le escuchaba, estaba prestando más atención en otras cosas, cosas como: la fuerte música que decoraba el lugar junto a las luces, la gente bailando, los extravagantes tragos que eran servidos en el lugar, pero, por sobre todo, el movimiento de los labios de Daniel al hablar. Nunca me había sentido tan atraído por eso, pero suponía que era gracias al nuevo ambiente y mi reciente logro.

Suponía.

El lugar estaba cargado de mierda, producida. Se me había metido algo de marihuana por la nariz, pero no demasiado como para dejarme completamente volado o tener mi primer bad trip.

Aunque seguía siendo extrañamente llamativo para mí.

Daniel se levantó y sujetó mi hombro, buscando a alguien con la mirada.

-Vuelvo al tiro, Seba. -me había dicho, y yo quería correr porque no debería de haber estado allí esa noche, pero no corrí. Las garras de lo nuevo me habían atrapado, la oscuridad del mundo me había consumido completamente y en mí rebosaba con rabia la curiosidad.

Era muy joven y fácil de atrapar. El lugar con sus propias manos me había hecho una seña juguetona y yo había caminado hasta ella, cegado por las luces y la música. Por Daniel.

Daniel era la bestia.

-Acá está. -sumido en mis pensamientos, fui interrumpido por él, quien había llegado con un par de cosas en sus manos que no supe identificar bien- Fui a comprar algo, nos la vamos a pasar bacán, confía en mí.

Ya no puedes ni siquiera confiar en tus amigos.

Daniel tiró las cosas en la mesa que estaba al frente de nosotros.

-¿Es esto legal, Daniel? -se había reído, en mi cara. Daniel manejaba estos juegos con astucia, y si había que correr de los pacos, él lo haría. El after siempre era así, riesgoso.

Éramos adolescentes, éramos libres. Estábamos condenados con nuestra libertad.

Sacó un billete de su bolsillo, ni siquiera pude ver bien qué billete era porque lo utilizó para hacer líneas con un polvo blanco totalmente desconocido para mí, luego lo enrolló demasiado rápido. Y adiós billete.

-Acá tienes, Seba. Mi regalo de cumpleaños.

Me dijo, me prometió, que todo estaría bien.

Pero él puso el billete cerca de mi nariz.

-La primera línea es para ti.

Inhalé con fuerza, traté de preparar a mi cerebro.

-Acércate un poco y respira... Con fuerza, no importa, respira hasta donde yo diga.

Y siempre supe que estaba mal, pero lo hice, porque Daniel lo había pedido.

En un club, más allá de la hora permitida, aspirando cocaína mientras la música se intensificaba tal como mi ritmo cardíaco. Aunque no todo fue tan rápido como creí que sería...

-Eso es.

El polvo entrando rápidamente por mi nariz, lo que alguna vez había sido una planta, ahora estaba entrando en mi organismo, aumentando mi dopamina.

Juventud y Libertad -chilensisWhere stories live. Discover now