Dear Jimin |›Yoonmin‹|

veintidós

— ¿Taehyung? —el rubio tocó la puerta de la habitación de su mejor amigo, a lo que no recibió respuesta.— ¡Voy a entrar! —gritó después de unos minutos de silencio.

Al entrar se encontró con la habitación perfectamente ordenada y vacía, pero podía escucharse el agua de la ducha correr en el baño.

El rubio se decidió por cerrar la puerta y volver cuando su amigo estuviera listo, pero un momento antes de cerrar por completo la puerta, un libro muy grueso llamo su atención. Creía haberlo visto antes alguna vez en su corta vida. Sonriendo se acercó a el y lo abrió.

En el interior se encontraban muchas fotos, de un pequeño Taehyung, sonriendo con su forma tan peculiar y tierna.

Jimin soltó una risita. Ya recordaba este álbum, en el se encontraban muchas fotos de la infancia y adolescencia del su mejor amigo, y en algunas cuantas -muchas a decir verdad- aparecia él.

Cuando eran más jovenes, la madre del más alto siempre le mostraba ese libro, cada vez que iba a la antigua casa de su mejor amigo o todas las veces que Jimin se lo pidiera.

El chico avanzó entre las páginas, gustoso de volver a ver aquellas fotos, pero lentamente su sonrisa se transformó en un ceño fruncido al llegar a unas fotos que nunca antes había visto. Es decir sí, claro que sabía de la existencia de esas fotos pero no entendía porque su mejor amigo las tenía, y más aun no entendía porque el rostro de una de las personas de la foto estaba rayada y en otras cortada o quemada.

Esto no le sintió bien. ¿Por qué Taehyung tenía impresas y en ese estado fotos que alguna vez se sacó junto a Yoongi? ¿Y por qué en todas las fotos Yoongi no tenía rostro? Eso debía ser una borma de mal gusto. Su tierno Taehyung jamas haría algo así. Puede ser que un sobrino o hermano de Tae las haya dañado. Pero Tae no tenía sobrinos ni hermanos pequeños.

— ¿No sabes que urgar entre las cosas de los demás está mal? —la voz de Taehyung se escuchó sobre su nuca, dándole un susto que le heló la sangre.

El Rubio giró sobre sus talones quedando atrapado entre el castaño y el pequeño escritorio.

— ¿Qué estás mirando?

Jimin vaciló unos segundos antes de responder, al ver el rostro inexpresivo del pelicastaño. Daba la impresión de estar molesto.

— Nada.

El más alto miró por sobre el hombro, del más bajo.

— Eso no parece nada. —dijo finalmente.

El más bajo cerró sus ojos por un momento. Había sido atrapado con las manos en la masa, ¿y aún así se atrevió a negarlo? A veces me sorprende lo idiota que puede llegar a ser.

— Bueno, sí perdón. Estaba viendo tus fotos antiguas, no es para que te enojes. Es decir, ya las he visto un montón de veces, no he hecho nada malo.

Taehyung frunció el ceño mientras se alejaba un poco del otro chico.

— Está bien, en realidad no hay pecado en eso.

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Nota:

Me convertí en lo que juré destruir, en una autora que deja inconclusa una historia, perdón. :(

Como compensación subiré los últimos capítulos pronto. :( ♡