Sentí como el labial rojo de Ingrid pintaba mi labio inferior, dejando un rastro húmedo por él. Mis labios permanecían, obligados por Ingrid, en forma de morritos. Mi amiga delante de mí estaba muy concentrada en su tarea mientras yo solo pensaba en esta noche.
Ingrid fue la que llamó a Victoria para avisarle de que nos esperara porque nosotras también iríamos, lo único que me dijo después de colgar fue que el tono de la embarazada había sido demasiado nervioso y cortante. Aquello me confundió, pero aunque no quise darle mayor importancia siendo yo eso era imposible.
Así que aquí estábamos; yo sentada en el borde de mi cama con los brazos llenos de distintos tipos de maquillaje los cuales mi amiga estaba experimentando conmigo, ella estaba sentada en un pequeño taburete frente a mí concentrada en sus experimentos raros. Realmente me daba igual lo que hiciera conmigo, pues cuando acabara iría al baño a lavarme la cara por mucho que me reprochara.
—¿Y cómo vas con...? —comenzó, clavó sus ojos en los míos y al instante supe a lo que se refería—. Ya sabes.
—Pues, anoche nos besamos de nuevo —contesté sin más.
Ingrid tragó en seco y asintió con la cabeza pasando la lengua por sus labios secos. A veces no la entendía, era como si odiara a Castiel y no quisiera que se acercara a mí pero a la misma vez como si en el fondo lo viera buena persona.
—¿Y luego? —preguntó.
—Luego nada, dijimos que aquello quedaría entre nosotros —comenté apartando de mi cara uno de mis cabellos ondulados que había caído tapándome la vista.
Ingrid se quedó mirándome fijamente, con una expresión pensativa. Sabía que quería decirme algo pero que no se atrevía.
—Escúpelo —le dije con una sonrisa.
—No tengo nada que decir —dijo, para mi sorpresa—. Lo que tenía que decir ya lo dije. Si a veces me comporto de manera extraña es porque ese Castiel no para de confundirme, pero solo quiero lo mejor para ti.
Sonreí con sinceridad observándola. Tenía mucha suerte de tenerla como amiga, realmente me sentía afortunada y estaría eternamente agradecida por la ayuda que me había brindado durante tanto años, si estaba segura de algo era de que siempre estaría con ella para devolverle todos los favores que me ha hecho.
—Cierra los ojos —me pidió, obedecí al instante sin poder ocultar la sonrisa de mi rostro.
Mi ánimo había subido notablemente y si está noche pasara algo —que lo veía muy probable— no importaría, pues estando con ella tendría la ayuda necesaria.
Ingrid había visto mi estado cuando me enteré de que Axel me había sido infiel, ella estuvo conmigo y también estuvo presente en todo momento. De hecho, recuerdo que fue ella quien lo desmantelo. Por eso mismo, me comprendía mejor que nadie y entendía su preocupación de no querer que pasase por lo mismo.
Comenzó a pasar algo suave y que me hacía cosquillas por encima de mi parpado, mi reflejo fue mover la cabeza y reclinarla hacía detrás. Escuché una risa de su parte y como agarraba mi cabeza para colocarla en su sitio nuevamente, luego prosiguió.
Un móvil sonó, interrumpiéndonos y haciendo que a mi amiga se le fuera un poco la mano con el pincel.
—Mierda —murmuró irritada.
Abrí mi ojo no pintado para observar como agarraba su móvil que permanecía sobre la cama.
—¿Sí? —contestó, escuché un murmullo distorsionado que no lograba descifrar—. Ya vamos —habló sin más, separando el móvil de su oreja y dándole a la tecla de colgar.
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Un perfecto verano © (Completa, en edición)
Teen Fiction¡AVISO! - YA PODÉIS VER EL BOOKTRAILER EN EL PRÓLOGO. Cuando me dieron la noticia de pasar un verano en el hotel de playa más lujoso de todo el país, lo único que se me pasó por la cabeza fue... Divertirme como hacía mucho que no lo hacía. Viajaría...