La caída

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Alguna vez has sentido caminar en un infierno que es tan cómodo si es que así le podemos llamar, donde ya sabes que todo está mal de alguna manera pero puedes sobrevivir. Donde estas acostumbrada a ver lo mal que pueden ir las cosas, pero entonces ves una mano extendida que te invita a volar por un cielo que pensaba que era prohibido simplemente porque estaba rodeada de oscuridad, o tal vez era mi destino estar aquí con él. Aunque él me amaba y yo lo amaba era demasiado oscuro este lugar, este infierno no era para mi, pero siempre él decía que yo tome esa decisión. Pero regresando aquel cielo que me ofrecieron, tome otra decisión que me costo mucho, alguien me invito a volar fuera de este maldito infierno donde solo estaba algunas horas con él y eso es lo que me incito a tomar esa decisión de salir. No lo culpo porque el siempre hizo todo para verme sonreír aunque sentía algo de soledad algunas veces por su ausencia y entonces paso.

Después de la caída tan dolorosa que sufrí, desperté en aquel infierno del cual nunca debí salir, algo dentro de mi me lo decía, me decía que siempre pertenecí aquí. Estaba sola, con miedo, con mi mente muy confusa y con un dolor terrible en mi ser y sobre todo mis sentimientos hechos trizas. Los demonios con los que me encontraba me eran tan familiares aunque ellos me miraban como una intrusa y me empezaron a rodear, tenía tanto pavor y lloraba desconsoladamente mientras ellos se acercaban.

Miedo, llanto y desesperación era lo que sentía estando en ese lugar que aunque me era tan familiar había algo que me daba tanto pavor, a los lejos vi una silueta tan imponente, era un ser alto que parecía demasiado tenebroso; solo podía ver un poco de su mirada que aunque era tan pesada también era cálida hacia mi persona (así lo percibí yo) poco a poco se acercaba y los demonios abrían paso ante él. Aquel ser tan imponente se acercó y dijo...

- ¿Por qué saliste?

- él era cálido y me invito a un cielo que yo pensé que no existía

- ¿y que paso?

- me dejo caer y mi mente esta confusa además me duele mi ser

- te dije que tu lugar era aquí

- yo... quería conocer el cielo

- no, mi niña el cielo está aquí junto a mi

- no, aquí me siento muy sola además ¿quién rayos eres tú?

- y yo no cuento....

- No sé, creo...no estas cuando tengo miedo (dije cautelosamente pues me era tan familiar pero no sabía de donde, al parecer es alguien importante)

- mi niña, siempre estaré contigo, mientras no olvides nuestro mundo

- pero yo me siento muy sola PORFAVOR! Ayúdame a sanar este sufrimiento por favor- dije y sollozando

El ser misterioso se acerca a mí y mientras acariciaba mis mejillas me susurro al odio con una voz tan intensa

- ¿probaste sus labios?

Mis mejillas se llenaron de lágrimas mientras afirmaba y Él sonrió y dijo...

- tranquila, mis besos borraran eso, pero no volverás a sentirlos ¿estás de acuerdo?

- no sé, pero quiero sanar este dolor que ahora que ahora carcome mi alma...

Aquel individuo tan imponente pero de cálida mirada que me daba un poco de paz tenía una sonrisa algo malévola. Esa sonrisa casi parecida a la de aquel Ángel que me engaño. Pero ahora al contrario de aquella persona este ser me daba otra sensación (tal vez un demonio) pues realmente era alguien que inspiraba temor, alguien lleno de maldad y que todos en aquel lugar o se retiraban al verlo o le rendían alguna clase de reverencia.

Aquel demonio dejo de tocar mis mejillas y sonrió, era una sonrisa sincera y demasiado siniestra pero por alguna razón no me daba miedo. Estaba hincada en el suelo mientras mis ojos se seguían llenando de lágrimas de repente sentí un cálido abrazo. A pesar de que aquel demonio se miraba frio en ese abrazo hizo que me quebrantara aún más. Gritaba amargamente, lloraba aún más y apretaba con gran fuerza a él, mi único pensamiento en ese momento era el ¿porqué del engaño?,¿ por qué sacarme de mi mundo? Yo estaba conviviendo tranquilamente. Ya alguna vez había sentido tanto dolor(era lo único que podía recordar, el dolor que me hizo despertar) pero de tonta decidí salir de ese infierno, pero de alguna manera ese abrazo me hacía sentir que podría salir de todo eso y que mis heridas tan profundas que esa caída había provocado podrían sanar.

Aquel llanto no cesaba y sentía que cada segundo me dolía, aquel demonio me susurro...

- Mi niña, yo te advertí alguna vez de esto, te dije que no salieras, que no confiaras y que fueras así de cruel como yo.

En ese momento,apareció una intensa luz, aquella tremenda oscuridad empezó a iluminarse. Eraalgo totalmente sorprendente, aquel lugar escondía algo totalmente hermoso, eraalgo fabuloso, el tenue color violeta era fenomenal y lo mejor es que poda veraquel ser demonio que me abrazaba. 

El infierno es VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora