DESPERTAR

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DESPERTAR.

El camino que recoge el silencio, el sabio sendero del silencio que nos conduce a la sabiduría de vernos frente al espejo y saber quienes somos. El amor infinito de estar, de permanecer, de querer quererse y saberse irreemplazable. La idea que deja de ser fugaz, que se establece antes que el miedo. Que parpadea sin saber el porqué. Una mente inquebrantable que se queda, que vive, que nada a la deriva, pero que siempre tiene los pies en la tierra. Un corazón que camina y resiste, un corazón que se aviva al calor del fuego. Una transformación permanente que no despierta, que siempre sueña.

La metamorfosis de la pequeña oruga, que terminó convirtiéndose en una mariposa. Vuela, que vuela. Unos ojos que se cerraron y sintieron lo esencial. Una voz que jamás se calló, una voz que se mantuvo despertando la oscuridad que a veces trae el silencio.

Mis pies húmedos que caminaron y caminaron. Los ojos vacíos que se perdieron en el infinito. Y mi alma, que se guardó en el rincón de la esperanza, aquella que muchos olvidaron porque siguieron el camino de la rectitud, de las normas y de las leyes.

No sé, pasado, presente y futuro. ¿Acaso todo concluye en el ocaso? ¿Hemos llegado a casa? ¿Cuánto tiempo llevamos perdidos? ¿Hemos dormido nuestro sueño por qué el mundo nos arrulló a nosotros? ¿Quién nos enseñó a no pensar? ¿Hace cuanto llevamos caminando? ¿Me amarré los zapatos?

Nuevamente desperté y miles fueron las preguntas que me abrieron paso. No pierdas la esperanza, no tires tus utopías al cenicero, no temas al enemigo interno, pierde el tiempo que sea necesario pensando-pensando, caminando-caminando.

Escrito por: Laura Alejandra Villalba Hoyos, noviembre 24 de 2019. 

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