Capítulo 1

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¿Por qué no aceptarlo? ¿Por qué no aceptar que duele? Duele el escuchar a la persona que esta enfrente de mí, estaba en blanco, no sabia que hacer ¿Llorar? ¿Para que?

– Chicos que siguen mis pasos voy a darles un consejo, valoren familia y trabajo, sean hombres de provecho, en la mafia hay dos cosas seguras o la cárcel o la muerte, por mala suerte encontré la segunda y tan solo tenia 17

17 años tenía mi pequeño, mi niño, mi esposo ¿Cómo no supe que era una trampa? ¿Qué le hicimos nosotros como para que nos traicionaran así de esa manera?

–Lamento mucho todo esto ¿Señorita? –Miro al periodista que esta frente a mi y le sonrió –Soto –El asiente y me da un pedazo de papel, es el periódico que saldrá mañana por la mañana, lo tomo y el periodista espera a que de mi autorización

MUEREN ADOLESCENTE DE 17 Y JOVEN DE 18 AÑOS POR TRAICIÓN

En la madrugada de hoy lunes 29 de julio fue encontrado muerto Ricardo Soto y Ámbar Armenta, unos presuntos sicarios que era parte del cartel más fuerte de México, ellos, junto a 8 hombres más sufrieron el atentado, todo parece ser una posible traición.

Solamente esa era la parte que leí cuando miro al periodista y asiento sin decir nada, él se levanta y después de hacer un asentimiento se retira de donde estábamos, miro una vez más el título y doblo el papel

La primer nota sobre la muerte de Ricardo será traída hacia mí, así las demás serán llevadas a todas partes y se venderán de manera rápida, hasta donde tengo entendido en menos de una hora me llegara y yo tomare un vuelo a Italia, Preparo mi maleta con poca ropa y me toco mi abdomen, pierna, brazo y hombro para verificar que necesito cambio de vendas y de gazas, técnicamente necesito curarme de nuevo

–Señora ¿Quiere que le ayude? –Miro de reojo a Marco, mi fiel amigo y mi mano derecha entrar a la habitación, estamos hospedados en un hotel de cuarta, nadie debe de saber que estoy viva puesto que me mandaran a matar, aquí estamos registrados como Isabel y Mariano, una pareja felizmente casada

–Estoy bien Marco, pero deja de decirme señorita –El niega y se acerca junto con todo lo que necesito

–Tiene que cambiarse las vendas cada cierto tiempo y si vuelve a esconderse en la habitación no me permitirá ayudarla

–No eres mi gente ¿Lo sabes?, eres mi amigo, ese que me está ayudando a escapar no te expongas tanto por Dios ¿Qué pasara si llegan a saber que tu ayudas a Ámbar?

–No pasara nada Ámbar, nadie sospechara –Toma mi pierna y la pone en sus piernas, comienza a quitarme las vendas y gazas y pone desinfecta la herida de bala

– ¿Sabes que eso es traición no? –Marco asiente y sigue vendando –Ellos te traicionaron a ti, traicionaron a Ricardo y traicionaron a los 8 compañeros, amigos y trabajadores leales que estaban contigo

–Bueno, es verdad, pero no quiero que nada malo te pase, me sentiría el doble de culpable –Agacho la cabeza evitando que el mire mis lágrimas pero es imposible porque lo nota y me las limpia

–Tu no tuviste nada de culpa, tu no lo traicionaste, también te iban a matar ¿Cómo lo ibas a salvar si ustedes eran los sentenciados? –Marco me mira a los ojos y francamente no sé qué decir, él iba hablar pero escuchamos como tocan la puerta

–No hagas ruido, yo abro y pase lo que pase, si no toco la puerta apuntas sin piedad ¿Esta claro? –Me quedo quieta sin decir nada, estoy pasmada y él lo nota así que me mueve y reacciono

–S... si –Digo y él se retira dejándome sola, al pasar de unos minutos se escucha que cierran la puerta, parecen segundos los que pasan, tomo mi arma y la apunto a la puerta con mi mano derecha que es la que no tengo herida

LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora