10 🖊''2da cita''🖊

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No supe como, pero me perdí en ese delicioso sabor a vino tinto.

Sus labios eran suaves y adictivos, de esos que te insitaban a cometer pecados lujuriosos sin siquiera darte cuenta.

Su lengua y la mia peleaban por el dominio pero lo más exitante de todo llegó cuando un leve gemido suyo se ahogo en mi garganta.

Enrede mis dedos en su cabello que era tan suave como la seda, me separe para ver como sus labios estaban más rojos e hinchados y su pecho subia y bajaba desenfrenado.

La volví a besar, saboreando cada rincon de esa fabulosa boca, centímetro a centímetro, le mordí el labios y me deleite con el gemido que escapó de estos.

-Me quieres matar.

Le susurre en un pequeño respiro mientras la seguía besando.

Ella sonrio en mi boca.

-Tomaré esto como un si.

La voltee para tener su espalda frente a mi, retire su cabello y la bese empezando por el cuello, sus vellos se empezaron a erizar mientras mis besos iban bajando por toda su espalda desnuda.

Me detuve en esas bellas pecas rojizas que marcaban la piel de su espalda y seguí bajando hasta ese punto en el que había nuevamemte ropa.

Metí dos dedos entre la telita de sus bragas y de un jalón las rompi, ella en consecuencia solto un grito y me miró molesta.

-¡Eran nuevas!

Yo sonrei y mordí su trasero, ella se arqueo en consecuencia. Le acaricie el vientre con las manos y fui bajando con lentitud hasta llegar a su entrada.

Me volví a poner de pie sin dejar atrás la labor de mis manos. Aranza no era alta pero tenía la estatura perfecta para que mis manos alcanzaran ese punto que me moría por tocar.

Ella soltó un gemido cuando la penetre con un dedo y luego comence a hacer movimientos suaves de forma circular, seria una tortura lenta y dolorosa.

Saque mis dedos y volví por mi camino para poder tenerla de frente.

Cuando su mirada verdosa choco con mis ojos quede prendado, esos ojos podrían doblegar al mundo.

¿Por qué diablos tenía que ser tan malditamente hermosa?

Con mis manos en su cintura la volví a besar saboreando cada rincon.

Sus labios eran adictivos, no me cansaba de pasar mi lengua por ellos y más cuando luego venía un pequeño gemido que se ahogaba en mi boca.

Le mordí el labio inferior y fui bajando mordiendo el lóbulo de su oreja, su cuello, luego uno de sus redondos y suaves senos.

Lo mordi y succione mientras con la otra mano masajeaba el otro, ella se afincaba de mi cabello, sabía que la estaba enloqueciendo y me encantaba devolverle el favor.

Con la mano libre seguí bajando hasta llegar a su sexo caliente y palpitante, ansioso por recibir más atención.

Introduje dos dedos y ella gimió descontrolada.

Comencé a mover los dedos en su interior haciendo que ella se retorciera de placer, deje sus senos y seguí besándola por todo el abdomen hasta llegar ahí.

Saque los dedos y antes de que ella pudiera reclamar algo le pase la lengua por todo el lugar, lo que le arranco un nuevo gemido esta vez más alto.

No pare de saborearla por un buen rato y sus manos jalaban mi cabello sin parar. Aleje mi boca y mire su rostro que era todo un poema érotico.

Una Nueva Oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora