Capítulo 31

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- ¿Por qué?, ¡¿Por qué?!.-Odiaba esta sensación tan extraña.- ¿Por qué  no destruí esa foto antes?

Detrás del cristal miraba al cielo nocturno.

A mis pies estaban los trozos de lo que una vez fue la fotografía de mi madre.

Me sentía culpable, no tenía derecho de reprocharle nada; debería reprocharme a mí mismo el no haber tenido el coraje para destruirla hasta hoy.

Otra vez estaba llorando, no era extraño lo hacía cada vez que miraba una fotografía suya desde que regrese a ingleterra.

[...]

-¡Has crecido mucho Terry!,¡Ven acá!

Obedecí, después de todo no podía seguir en el umbral de la puerta o me congelaría, el tiempo era demasiado gélido, incluso más que en Londres.

Mamá, lo que más quería era abrazarla pero decidí no hacerlo, algo me decía que no era buena idea.

- Mi pequeño Terry, no era necesario que vinieras.- Sus pasos la llevaron hasta el centro del salón en donde nos encontrábamos.- Nadie debe saber que eres mi hijo.

Terminó envolviendome con sus brazos y depositando un beso en mi mejilla.

- Comprendeme hijo, y no olvides que te amo.

Sus últimas palabras fueron suficientes para descontrolarme.

La aparte bruscamente de mi lado y contra todo pronóstico le di una bofetada.

No tenía más que hacer en aquel lugar y me encaminé hasta la puerta.

-¡Terry, eres un Grandchester!. Prometeme que no le dirás a nadie que soy tu madre.

Todavía podía escuchar sus gritos, sé que estaba llorando cuando me marché pero si a ella no le interesaba verme a mi no tenía porque importarme si la había lastimado.

La nieve caía con violencia y el viento soplaba, no tenía la intención de pasar más tiempo en Estados Unidos.

Llegué al puerto y compre el primer boleto que le llevará a Londres, tuve suerte y esa misma noche el Mauritania partiría.

- ¡Por qué!, era simplemente para verla.- en la cubierta miraba hacia el oscuro mar.- Simplemente quería verla, y aún así sabía lo que me diría.

[...]

-

Vaya regresaste.

No habían pasado más de 5 minutos desde que había llegado a la mansión del duque de Grandchester y ya tenía que ver si horrible rostro.

Decidí ignorar su presencia mientras sacaba mo ropa de la maleta.

- Pensaba que no te volvería a ver, de cualquier modo eres el hijo de esa vulgar americana.

- Condesa de Grandchester, le recomiendo que aparte su rostro de cerdo de mi vista y salga de mi habitación.

Había logrado mi objetivo, la mujer castaña había enfurecido.

-¡Cara de Cerdo!, cómo te atreves, jamás debiste regresar. ¡Nunca admitiré que eres el heredero.

Salió corriendo de mi habitación, sabía lo que seguía después, iría a hablar con mi padre al salón principal.

No tenía mucho entusiasmo de verla pero me gustaba hacerla enfadar.

-¡Querido!, debes echar a ese Terrence de aquí.

El duque leía el diario en su sillón y se limitó a mirar a su esposa.

Al ser ignorada continuó con su petición.

-¡Sólo ellos tienen derecho a ser los herederos de Grandchester!

Miró a los tres hijos que tenían en comun, todos ellos eran parecidos físicamente a ella, en otras palabras parecían cerdos.

Me mantuve de pie en el umbral del salón donde todos estaban presentes y miré al hombre que era mi padre.

Ante los gritos de su esposa sólo se dedicó a mirar al frente, como si estuviese perdido en sus pensamientos.

¿Por qué  no me castigas?, ¿Por qué  no me diriges la palabra?

S

i realmente eres el hombre que amó a esa chica, aunque sea por un momento...

¿Por qué terminaste así?

- Yo, ¡Yo los odio a todos!

Cerca de mi estaba un florero el cual tiré de un golpe debido a mi frustracion.

Eso fue lo último que hice antes de volver al colegio.

De verdad que fui un tonto al gritarle a aquella chica, no debí hacerlo.

El único consuelo que tengo es que no la lastimé.


Hola, les dije que este capítulo seria diferente. Es uno narrado por alguien diferente a nuestros dos protagonistas.
¿Qué opinan?
Le gustó o definitivamente no debería haber hecho esto.

En fin espero que dejen sus comentarios, de esto dependerá el desarrollo de la historia.

Un abrazo HGUM

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