Capitulo 4

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Madrid, España

No se cuanto tiempo llevo en este lugar, el tipo ese que me violó no volvió, la verdad es que ni me importa que le sucedió a ese tipo, ojala y se vuelva impotente y no se le vuelva a parar, lo odio, el será el segundo en morir porque la primera será Charlotte, a esa tipa la voy a matar y si de pronto no lo hago yo, la haré sufrir antes.

-Buenos dias-me asusta al escuchar una voz, adivinen, Charlotte.

-¿Que tienen de buenos?-le respondo con tono malhumoradorado y haciendo un ademán con las manos- ninguno- ella se acerca a la cama donde me encuentro.

-¿Que tal la pasaste el otro día?- interroga de manera muy seria .

-¿Te digo la verdad?- le pregunto y ella asiente- mal, ese tipo casi me destroza en dos y aun así ese tipo me dio tan duro que ni siquiera fui capaz de caminar como por ¿2?¿3 días? Ya ni se que tiempo es, solo se que a ese tipo le cortaré el pene con un corta uñas para que deje de joder- termino diciendo muy cerca de su cara, no hubo reacción alguna.

-Entonces si lo hizo, bueno entonces iremos por tu 2da dosis- dicho y hecho, entraron los mismos tipos que me llevaron a ese lugar y me montaron en una camilla y me amarraron las manos y los pies, no demoraron mucho y ya estaba en ese lugar donde me aplicaron la 1ra dosis de no se que cosa en la sangre.

-Muy bien, comencemos- un tipo se acercó y le entrego una jeringa con un liquido café o negro, no lo se y me lo aplicó en el mismo lugar del otro día.

Me dolió un poco, nada fuera de lo común, como si me estuvieran vacunando, pero en este caso me están drogando o algo así, porque empecé a sentirme mareada otra vez.

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Despierto desorientada sin entender muy bien donde estoy, al cabo de unos instantes reconozco que estoy en la carcel, "alias habitación", no entiendo, lo ultimo que recuerdo es estar en esa rara habitación.

-Muy bien, hora de la acción-dijo una voz desconocida.

-¿Quien eres tú?-le pregunto neutralmente, entendiendo para que esta él aquí.

-Debes suponer ya-dijo acercandoce, no me moví, ¿para qué? Es inútil escapar ahora-del porque estoy aquí- diciendo eso se puso encima mío muy suavemente.

Acerco su rostro al mio y me besó de manera feroz, como si quisiera devorarme, aunque ahora seré yo la que tendrá el mando, si quiero escapar tengo que cambiar de alguna forma las cosas como también mi actitud asustadiza.

El beso se tornó mucho mas salvaje y voraz, él tipo al ver como yo intentaba tomar el mando sonrió, aun así el no me permitió hacerlo y empezó a tocarme de manera muy salvaje y dura, este tipo tiene experiencia, lo presiento.

Se quita un poco sobre mi y empieza a desnudarse, primero la camisa, el pantalón y finalmente los boxer, ¡Ay por Dios!¡Que cosa tan grande! ¿eso cabra en mi? Me dio miedo, mi voluntad se fue al retrete, ¡No! No me puedo rendir, yo puedo con esto y mucho mas. Al ver como el tipo se ríe de mi expresión horrorizada, decido que no es hora de tener miedo, con mucha valentía y fuerza de voluntad, cojo su pene y no dudo en masajear suavemente desde el tronco hasta la punta, esta rosada y muy hinchada, me sorprendo al sentir un sentimiento de querer tenerlo en lo mas profundo de mi, es que es tan lindo y rosadito que solo me provoca consentirlo, allí es cuando me doy cuenta que he caído muy bajo y lastimosamente le hago caso a mi necesidad que a mi razón.

No espero mas y lo meto a la boca, es tan grande y suave, empiezo con movimientos lentos y pausados, desde la punta hasta abajo, el me sorprende al agarrar mi cabello y empujar mi cara para que su pene entre mas profundo en mi boca, siento unas ganas de vomitar pero el para de repente y me alza muy rudo.

-Que rica boca tienes- dicho eso me beso y me tumbó en la cama, me quito el camisón blanco de seda que tenía puesto y bajo mis bragas, porque brasier ni tengo, su mano derecha acunó uno de mis senos y bajo su otra mano libre hacia mi feminidad, comprobando cuan mojada estaba.

El no se hizo esperar y me penetró tan lento que parecía una tortura, no solo hacia mi sino también para el porque tenia apretada tan fuertemente su mandíbula que creí que se la híba a romper de la fuerza.

Empezó con embestidas pausadas y lentas, me estaba torturando, queria mas, mas duro, mas fuerte, mas rápido, el fue pasando una mano por mis piernas y las subió hasta sus caderas, me enganche en el y lo atraje hacia mí.

-Dame mas duro- le dije excitada, al borde de la desesperación- Quiero más.

-¿Quieres más? Bien- empujo tan duro que solté un grito de excitacion- pues no me voy a contener mas, tu lo pediste-lo jale de la cara y lo besé ferozmente.

-Deja de hablar y solo hazlo-dije.

-Luego no te quejes, cariño-¿a quien le dice cariño? Ya verá que lo voy a castigar.

Giré y termine encima de él, en una pose que solo hacia que su pene se enterrara mas y que lo sintiera mucho mas fuerte, sin amedrentarme empece hacer circulo y a dar pequeños saltos haciendo que el pusiera sus manos en mis caderas y me ayudara a dar los saltos.

Dejé de saltar y solo me quedé ahí, quieta sin hacer nada, solo mirando su rostro, tenia pecas en sus mejillas y su piel era blanca, su peli rojo y sus ojos verdes inundados de excitacion, suplicando con que conrinue, lo siento chico pero te haré sufrir.

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CORREGIDO.

Ninfómana ©  [+18] (✔️) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora