Capítulo 41: Juego de guerra.

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Una copa de vino se agitó y el hombre sentado en el trono bebió un sorbo, luego volvió a agitar el contenido de la copa. Da-Xian el dragón de cristal disfrutaba tranquilamente en la sala del rey.


—Los preparativos están listos su alteza —interrumpió alguien.


Un hombre de estatura media, prominente barbilla y ojos un tanto saltones con ropa militar y el símbolo de Yazi en su espalda.


—Maravilloso. Muchas gracias Xiao-Min, siempre tan eficiente.


—Es mi trabajo señor... ehm —el hombre tenía dudas pero deseaba preguntar algo.


—Adelante, no te detengas —dijo el rey.


—Vera señor, algunos hombres tienen dudas. ¿Sabe algo de Shen-Lee?


—¿Sobre Shen? No, no tengo novedad alguna.


—Ya veo —respondió el hombre.


—¿Por qué la pregunta?


—Algunos hombres están alterados. Se ha expandido cierto rumor sobre Shen.


—¿Rumor? ¿Qué rumor? —preguntó Da-Xiang despreocupado.


—Se dice que él va a regresar para tomar el trono.


—Jaja, eso. Claro que volverá, pero te aseguro que no es el trono lo que le interesa.


—Pensar que ese niño heredaría el desafío de Yao-Lee. Ese hombre siempre fue una molestia.


—Yao-Lee fue un hombre increíble. Es cierto, era un completo idiota. Pero era el más valiente en este reino. El único que se atrevió a plantarle cara a Acnologia, algo que ni Tsao-Lan pudo hacer.


Las puertas del recinto de abrieron dejando ver a un grupo de personas muy peculiares entrar al lugar.


—¡Ahhh! Mis estrellas, que gusto verlos aquí —dijo Da-Xiang cordialmente.


Las estrellas guardián avanzaron por el salón hasta quedar frente al rey, donde se inclinaron con respeto. Dai-Fu el terremoto, un hombre aún más grande y corpulento que Víctor, con la cabeza rapada y atuendo de monje. Ill-Po la montaña, sin duda alguna la más pequeña y normal del grupo, sin ningún tipo de característica especial salvó por el costoso vestido tradicional que usaba. Shen-ha la llamarada, un hombre de mediana edad y cabello tanto blanco como negro, el más feroz de los nueve, un antiguo general, campeón de muchas batallas y padre de Yai-Ha. Bai-Tsao el tsunami, una sensual mujer de cabello azul y atuendo revelador, las más tranquila y paciente del grupo y finalmente Sui-Min el vendaval, al igual que Ill-Po, delgado y pequeño en comparación con el resto de miembros del grupo, con movimiento circenses y siniestros, era sin duda el más sádico, inclusive por sobre Shen el ejecutor.


—¿Nos llamó señor? —preguntó Ill-Po.


—Llegó la hora de decidir una estrategia.


—¿Estrategia? —cuestionó Shen-Ha. Shen-Lee no tiene oportunidad.


—Por si mismo, por supuesto que no —respondió Da-Xiang. Pero no vendrá sólo.


—¿Cómo lo sabe su majestad? —preguntó Xiao-Min.


—¡Ohhh! Lo sé, te lo aseguro. Traerá a los Dragon Slayer de occidente, los únicos rivales reales que tienen las estrellas guardián.


—¿Rivales? —dijo Sui-Min arrogantemente. Qué locura, nosotros somos más poderosos que Acnologia actualmente.


—¡Y ellos fueron los que lo asesinaron! —contestó Da-Xiang sin perder tiempo. Me he mantenido informado los últimos años. Diría que somos más poderosos en conjunto, pero el exceso de confianza es un arma de doble filo. No olviden que Shen los conoce muy bien y a estás alturas es seguro que ya saben sus debilidades. Tenemos que trabajar en equipo como nunca antes.

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