Criminal.
Lo era, y lo es.
Aquella vista podría seguirse contemplando por él las horas que se le diera la gana, pero aun así, se preguntaba si de verdad creía que en cuestión de minutos va estar bien, se va levantar de ahí del suelo, apoyado tras las rejas que separaban del vacío inminente, quitarse las motas inexistentes de su uniforme, y reír ante todos lo bueno estuvo el episodio del anime pasado, como si nunca hubiera pasado nada malo, nada que le duela, nada que le afecte, nada de nada.
Basura. Simplemente eso era basura.
Era cruel.
Ja, por sentimientos las personas llegan ser irracionales consigo mismos y sus actos.
Que el kami-sama que estuviera en los cielos se apiade de ellos y mande un rayo para que aquel que este contemplando el mismo cielo y se sienta de la mierda, lo mate para salir de la agonía.
Criminal, esa chica era una criminal de dejarlo así.
Bueno, desde el principio aquella vez que vieron ese montón de material con alto contenido homoerotico, supo que sería así.
Una batalla perdida.
Ella misma lo decía, su lugar estaba en observar a los príncipes besuquearse entre ellos.
¿se llamaba fujoshi este término? No estaba seguro, y la verdad es que no botara valioso tiempo en adelantarse en ese mundo del ship, manga o anime que está sumida Serinuma.
Al diablo.
-¿estas llorando?-le pregunto ya encontrando su voz después de casi la media hora de estar parado detrás de el.
Shinomiya parecía estar demasiado sorprendido de su espectador, como si nunca hubiera sentido todo este tiempo que estaba detrás de él.
A futuro eso podría serle un problema.
Le miro primero sorprendido, después desconcertado y por ultimo molesto, limpiándose el resto de lágrimas en la cara con la manga de su uniforme.
-no-murmuro, ni esa el mismo se la creyó.
Lo miro con ceja alzada, de arriba abajo, estaba sucio, de pies a cabeza, era de la arena del campo de futbol de la escuela, no hace falta sumar dos más dos y saber que estaba haciendo.
-¿volviendo ayudar a bajar de peso a esa gorda?-pregunto algo fastidiado.
Shinomiya le miro ya no tan sorprendido de su reacción, no hace algunos meses que dejo de tener ese entusiasmo a la hora de ayudar a su sempai de bajar de peso, de hecho, le ha encontrado con una actitud más despreocupada, menos apegada a ella como en un principio, algo irritable cuando andan con Serinuma, como si le molestara algo de ella.
-no...-quiso negarlo, pero sabía que era algo inútil.
El silencio fue algo reinante, no sabiendo que más decir el joven de cabellos cafés.
-¿entonces es así?, cada vez que se convierte de nuevo en una vaca, vas y le ayudas a ser delgada, cada ve que tiene un problema vas de perrito faldero a ser de taburete, cada vez que...-
-¡no es asi! ¡Te equivocas!-le grito al rubio.
-¡cada vez que supuestamente dará una respuesta de los sentimientos de ustedes, les sales que ama a un patético personaje de anime, da la vuelta y se va!-
-¡b-bueno, si, pero...-quiso justificarla, pero se sentía cansado y arrinconado.
Nanashima apretó los puños enojado.