Capítulo 8| Ted

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El niño miró con curiosidad a la pequeña figura frente a sus ojos mientras la pequeña personita sonreía con inocencia

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El niño miró con curiosidad a la pequeña figura frente a sus ojos mientras la pequeña personita sonreía con inocencia.

-¿Quién eres? -preguntó el chico sintiendose hipnotizado por esos grandes ojos plateados que lo veían fijamente.

-Ya te dije, seré tú nueva amiga -contestó esta y soltó una risilla que para el chico, fue como música para sus oídos.

-Eres rara -habló el niño metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones, sin saber exactamente que hacer. Pues era la primera vez que hablaba con una niña, si es que decirle rara a una niñita era hablar con ella.

El castaño la miró de pies a cabeza con detalle.

La niña llevaba puesto un vestidito rojo oscuro que tenía un pequeño moño blanco en su cintura e iba combinado con unos pequeños zapatitos negros que brillaban con las luces del salón. El niño pensó que el color del vestido hacía resaltar la pálida, casi fantasmal, piel de la niña. Los rizos negros de esta caían como cascada a cada lado de su redondo rostro. Tenía unas mejillas regorditas, como si fuese una pequeña ardilla. Y finalmente lo que más llamaba la atención eran los grandes ojos plateados de la niña que iban acompañados de unas largas pestañas que realzaban su belleza.

Entonces el niño sintió el extraño impulso de envolverla entre sus brazos y cuidarla, pues se veía demasiado... Frágil.

-Nose quién eres -confesó el niño dando varios pasos hacia la niña, hasta que estuvieron frente a frente y la pequeña alzó el mentón en un gesto curioso -Pero quiero ser tú ángel guardián -soltó recordando las miles de historias que su padre le contaba sobre los ángeles guardianes y su misión en la Tierra.

Definitivamente quería ser el ángel guardián de ella.

La niña puso una clara expresión de confusión al oír eso y pestañeó.

-¿Y qué es eso? -preguntó inocentemente y el niño sonrió.

-Yo te protegeré, te protegeré siempre -habló inflando el pecho -Seré Ted Biggs, tú ángel guardián -dijo y notó como a la niña le brillaban los ojos.

-Tengo un ángel guardián -susurró la niña con emoción y saltó a los brazos del ojiverde, el cual se vió sorprendido ante la acción, pero aún así le devolvió el abrazo.

Y a partir de ahí Ted se sintió felíz con un propósito y la niña se sintió protegida.

《...》

-¿Qué fue eso? -soltó la voz masculina y el corazón me latió con fuerza.

Me aparté de la puerta como si esta me quemara y me di la vuelta dispuesta a huír de ahí, pero choqué contra un pecho firme. Alcé la cabeza asustada hasta la mierda y la figura se llevó un dedo a los labios, advirtiendo de que me quedara callada. En un rápido movimiento su mano envolvió mi muñeca y comenzó arrastrarme hacia un lugar que desconcía.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora