"Cuando todo se piensa que está en orden, siempre existe el más mínimo detalle que llega para destruirlo todo."-Led 2020
Era una mañana algo atareada. El sol radiante resplandecía haciendo lucir la roca del rey.
Dentro de la roca del rey la familia real se mantenía ocupada en los asuntos reales, Kovu despertó tarde y vio a Kiara algo "preocupada" se levantó y preguntó que le sucedía, a lo que ella respondió que saldría junto con sus padres para una reunión con el líder de las cebras.
¡Perfecto!, ¿A qué hora salimos?. Habló el macho para su esposa.
Se le notaba bastante entusiasmado, por fin iba a poder realizar las actividades principales del rey y eso le hacía menos aburrido el día.
Kovu, mi padre ha dicho que no irás, necesitamos que alguien se quede para poder dirigir los deberes reales.
Kiara estaba inconforme con la decisión que su padre había tomado, pero debían acatarse, aun no tenían autoridad.
Como era de esperarse, Kovu, con una rápida respuesta también reprochó
Pero soy el futuro rey, supongo que debería poder hacer algo mejor que solo cuidar la roca del rey.
Del interior de la roca del rey, una voz bastante familiar se escuchó venir. Era la voz del rey de las praderas.
Simba, con ese tono tranquilo en su voz, animó a Kovu a quedarse y ver el lado bueno de poder cuidar la roca, tendría autoridad sobre todos los habitantes de las praderas.
Con un pequeño suspiro de resignación Kovu aceptó quedarse.
Pasaron las horas, la familia real ya se encontraba demasiado lejos y el de melena rojiza dormía plácidamente recargando su cabeza entre sus patas. Dormía...
Hey, Hey, oye, despierta.
Una voz ladina y un tanto dulce le hablaba al oído mientras que con su pata movía levemente la cabeza del de melena rojiza.
Con un leve gesto de incomodidad el macho abrió los ojos.
"¿Qué tan importante es para interrumpir mi sueño?"
Pensó el león para por fin ver a quien lo despertó. Una leona de la manada, poco recordaba su nombre, casi no hablaba ya que en casi todo el día se la pasaba fuera de la roca del rey perdiendo el tiempo.
¿Qué sucede?. Preguntó el macho acompañado de un leve bostezo.
Me acabo de enterar que ahora eres el rey.
La de ojos azules sonrió un poco mientras se acercaba a Kovu.
¿Y tu nombre es?.
Contestó mientras que, un pequeño paso hacia atrás, imaginaba lo ridícula que sería su petición.
La de ojos azules giró la mirada, ni siquiera su nombre conocían en ese lugar. Al menos podría intentar que encajara mas dentro de la familia real.
Zuri, mi... nombre es Zuri.
Kovu rodó los ojos, ya la recordaba, la apática y vanidosa Zuri, estaba seguro que solo lo había despertado para molestar con cuestiones absurdas.
Solo por un tiempo, hasta que Simba regrese de su reunión. Estirando las patas, Kovu intentó volver a su posición anterior.
Zuri no tenía intenciones de irse, poco a poco comenzó a rozar el cuerpo de Kovu con su pata, unos pequeños roces que el macho permitió.
Yo... quiero pedirte una cosa.
Habló en voz baja la de ojos azules mientras ahora ponía su pata sobre el sexo del macho. Tampoco era tan molesto que hiciera eso.
Poco a poco iban incrementando los roces. Kovu se puso de pie para también comenzar a rozar su mejilla con la de ella, incluso algunos leves ronroneos se escuchaban salir de ambos leones.
Entre suspiros, roces y ronroneos, los dos leones estaban lo suficientemente excitados para dar el siguiente paso, al final no había sido tan mala idea interrumpir su sueño.
Pasaron de los roces a las lamidas, lamidas largas y lentas por todos sus cuerpos, principalmente las mejillas, el cuello y finalmente las zonas mas íntimas de cada uno.
Poco a poco el deseo se hacía mas grande, Zuri echada en el suelo y Kovu, con una notable erección, a punto de copular con aquella leona.
Todo apuntaba al mejor sexo de su vida, una pequeña sonrisa en el rostro de los dos se había formado, ¡de maravilla! Pero... cuando todo se piensa que está en orden, siempre existe el más mínimo detalle que llega arruinarlo todo.
Él se paró en seco.
Que... estoy haciendo.
La razón había vuelto a su cabeza, se había perdido con aquellos roces y de la nada, como si de un baño con agua helada se tratase volvió a la normalidad.
Zuri no se detendría hasta lograr lo que quería, tratando de volverlo a seducir comenzó a rozarse en su cuerpo, lo que sea para volver a tenerlo para él.
No, no, no. No haré nada, Kiara y yo..., no puedo.
La hembra soltó una risilla, seguido a esto se acercó al macho y mordiendo levemente su oreja pudo susurrarle.
Descuida, eso no tiene por qué saberlo.
Kovu estalló en ira, por todo lo que había pasado, había sido engañado, por poco engañaba a la leona que ama y se habían burlado de su orgullo en su cara.
¡No volveré a caer en tu juego, ahora vete de aquí, no puedo creer que Kiara te considere su amiga y que Simba te deje vivir acá si ni siquiera cazas, eres solo una carga para la manada, te importa más el verte y oler bien que la seguridad de la misma!.
De un momento a otro todo se había ido al carajo, no había vuelta atrás, Zuri había comenzado a llorar, las consecuencias que traería ser acusada por seducirlo serían graves, probablemente la expulsarían de Pridelands.
Bien, si así lo quieres me iré, no volveré a esta estúpida manada y no quiero volver a ver a Kiara, a Tiifu ni a Simba o Nala, mucho menos esa maldita cicatriz de tu cara.
La de ojos azules salió de la roca corriendo, preferiría escapar que ser sentenciada por lo que hizo.
Por otro lado, el futuro rey de Pridelands estaba acabado, se sentía idiota por haber sido tan fácilmente manipulado, se sentía triste por casi engañar a su esposa, una ruleta rusa de emociones negativas que poco a poco irían acabándolo.
¡¿Como pude caer en su enredo?!, casi le soy infiel a Kiara... nunca me lo perdonaré, ¡¿cómo pude caer tan fácil?!
Fuera de Pridelands, sola, con hambre y con ganas de seguir huyendo se encontraba Zuri, las lejanías ahora recibían a una forastera más. Sin palabra alguna, siguió corriendo durante muchos kilómetros más.
---------------------------------------------------------------------
La noche cayó, el frío en las lejanías calaba hasta los huesos, Zuri temblaba mientras trataba de dormir. Lo único que quería era que el sol saliera para poder calentarse un poco.
Sobre la inmensa noche algunos susurros creados por el viento podrían escucharse, pero ninguno era entendible, a excepción de uno que podía entenderse a la perfección. El susurro en su cabeza de la familia real despreciándola.
Los odio a todos.
Murmuró mientras trataba de conservar el poco calor corporal que creaba.
Solo una pequeña risa acompañado de un suspiro respondió a eso.
Yo conozco un lugar en donde hay más calor que aquí.
Inmediatamente Zuri respondió al llamado.
Por favor, ayúdame... mi nombre es Zuri.
Aquél extraño león salió de las oscuridades para, con la luz de la luna, poder dejarse ver.
Acompáñame Zuri, mi nombre es Nuka.

ESTÁS LEYENDO
¿Y SI ALGUIEN MUERE, QUE HACES?
FanfictionUna historia basada en un universo alterno de El Rey León. Todo a estado en paz desde que Scar volvió a las praderas y Zira muriera. No todo es color de rosa en el reino de Pridelands, una nueva amenaza se avecina y los reyes de las praderas junto c...